José Luis Oltra, en un gesto reflexivo durante la entrevista concedida a este periódico. | M. À. Cañellas

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Aunque se empeña en repartir de forma equitativa la responsabilidad de todos esos éxitos que ha logrado nadando en plata, José Luis Oltra Castañer (Valencia, 1969) irrumpe en Son Moix como el guía del Mallorca en su camino de vuelta a Primera. Con el aval de sus dos ascensos enganchado a la espalda y reafirmado como uno de los grandes especialistas de la categoría, el técnico espera levantar en la Isla otra autopista hacia el cielo. Tras un mes al volante y con el equipo empapado en su decálogo, convive sin problemas junto a la presión que arrastra en su cargo y entre las líneas maestras de un discurso agradable y desconocido últimamente en el club, empieza a proyectar un optimismo moderado.

—A menos de diez de días para que empiece el baile, ¿está el Mallorca donde quería el día que asumió sus riendas?
—Todo es muy relativo y hablar de porcentajes en estos momentos es complicado. Yo veo al equipo bien, que es lo importante. Transmitiendo buenas sensaciones, creciendo, absorbiendo conceptos y en una buena línea. Estoy en la búsqueda del equilibrio y tratando de ajustar cosas, pero creo que el equipo va asimilándolo, estoy contento. Nos faltan muchas cosas todavía, pero estamos en el camino y me siento satisfecho. Primero, porque tengo una buena plantilla. Y en segundo lugar, porque tengo un grupo muy unido y muy implicado. Solo eso ya me hace albergar esperanzas.

—¿Ve ya preparado al equipo para competir de forma inminente ?
—Sin duda. Evidentemente no estamos al cien por cien, pero sí por encima de la media y con garantías para competir. Para competir bien, además. Las sensaciones son buenas más allá de los resultados, que en este momento no son trascendentes y ayudan más al entorno que a nosotros mismos. Por ejemplo, empatamos en Lugo y mi enfado fue monumental porque no vi un partido acorde a las posibilidades del equipo. Y, sin embargo, empatamos contra el Colonia en nuestro primer partido y estaba muy contento de lo que había visto. Pero podríamos competir perfectamente desde ya mismo.

—Habla de un grupo unido, pero a simple vista parece incompleto. ¿Teme que permanezca así tras el cierre del mercado?
—Queda mucho para eso y aunque a todos nos gustaría que estuviera cerrada la plantilla, hay cosas que no manejamos nosotros y solo podemos estar preparados y alerta para tener alternativas si hay alguna salida. En el caso de las entradas, debemos estar atentos para intentar traer lo que queremos traer y, si no, por si se presenta alguna oportunidad en el mercado para que venga alguien a sumar, aunque no sea nuestra primera opción. No estoy preocupado por eso. Creo que tengo una buena plantilla y un buen once. De hecho, yo estoy para gestionar lo que me den. Aunque es cierto que el grupo puede ser un poquito corto, o al menos a mí me gustaría que viniera alguien a mejorarlo. Si no, me ajustaré a lo que haya porque tenemos unas limitaciones económicas y una situación de club que hay que valorar. Esto es muy largo, son muchas jornadas y hay sanciones y lesiones. Es importante disponer de margen.

—¿Cuáles serían esas posiciones concretas que reforzaría?
—Lo importante es que pueda venir alguien y que acertemos en la demarcación. Hoy en día casi todos buscamos la optimización de recursos a través de futbolistas polivalentes, que puedan actuar sin problemas en más de una posición. Se trata de mejorar el nivel. En cuanto a las demarcaciones, viendo lo que tenemos se aprecia perfectamente lo que más necesitamos.

—El Deportivo que usted ascendió se identificaba sobre todo a través de Juan Carlos Valerón. ¿Qué futbolista del Mallorca podría desempeñar ese rol?
—Yo no ascendí al Deportivo, solo colaboré en ello. Los protagonistas fueron sobre todo los jugadores y la afición, que también empujó mucho. Valerón destaca mucho y es un tipo fundamental, aunque tampoco giraba todo en torno a él y sin la ayuda de la gente que tenía al lado no hubiera podido destacar. Trasladado a lo de aquí, a mí me gusta más hablar de lo colectivo, de una idea de juego. Tampoco veo esas figuras, aunque sí otras cosas mejores a las que tenía en el Dépor y también otras peores. Si hay que dar algún nombre diría el de todos los que pueden ser determinantes. Víctor, Alfaro, Gerard... Sobre todo gente de la parcela ofensiva o del centro del campo.

—Con el conjunto gallego firmó 91 puntos. ¿Siente vértigo cuando piensa en repetirlo?
—Aquello estableció un nuevo récord en la categoría y en mi fuero interno uno de los objetivos es intentar batirlo de nuevo. Sin embargo, si me dijeran que con 60 puntos ascendemos lo firmaría ahora mismo. El objetivo no es llegar a una cantidad concreta, sino reunir los puntos necesarios para ascender. Pero cuanto más nos alejemos del objetivo, que es a muy largo plazo, y más nos centremos en los objetivos semanales, más posibilidades de éxito tendremos.

—¿Implica el ascenso un punto de heroicidad que quizá no es necesario en Primera para mantenerse?
—Sí que creo que hace falta algo de eso. A mí me parece más complicado ascender que permanecer, aunque yo ya he estado en dos equipos que han subido y, sin embargo, nunca he podido consolidarme con un equipo en Primera. Para ascender debes ganar mucho, no cansarte, no relajarte, hacer muchas cosas bien, superar a un montón de rivales, ser muy constante... Y esto es muy largo, igualado y complejo. Por lo tanto, sí que es verdad que todo tiene un punto épico y por eso le doy tanta importancia a la afición.

—Por lo que se aprecia, una de las cosas con las que no traga es con ese futbolista que durante el trabajo parece indetectable.
—Así es. Me gusta que la gente tenga un rendimiento constante, que los jugadores estén concentrados y que hagan lo que deben, lo que toca. Y a lo mejor eso que tienen que hacer pasa desapercibido para la gente pero es vital para el equipo. Puede que sea una simple carrera para cerrar una posición con la que evitas que el equipo se descompense. Al final el fútbol son detalles y cuantos más detalles controlas, más posibilidades de éxito tienes. Lo importante es que nos dejemos el alma en cada situación. Hay que darlo todo. Porque si es así, la gente se va a identificar con el equipo.

—¿Tiene ya claro quiénes van a ser sus compañeros de viaje en la carrera hacia el ascenso?
—El rival que más me preocupa es el Mallorca, porque si competimos en base al potencial que tenemos hay muchas probabilidades de que lleguemos a nuestra meta. La realidad es que habrá 14 equipos que querrán, al menos, jugar el playoff. El nivel competitivo ha crecido mucho y los rivales serán el Deportivo, el Zaragoza, el Girona, el Alcorcón, si está, el Sporting, Las Palmas... La propia liga ya nos pondrá a todos en el sitio que merezcamos. Partimos con una supuesta ventaja que no creo que sea tal y que además puede generar presión y tensión. Ganar en Segunda cuesta sangre, sudor y lágrimas y eso hay que interiorizarlo.

—Para que lleguen refuerzos tendrá que haber salidas. ¿Teme que esta situación se enquiste con casos como los de Geromel o Antonio López?
—En el caso de Antonio, le corresponde al club pronunciarse, no a mí. Es un futbolista con una trayectoria importante pero es verdad que lleva un año sin apenas participar por las lesiones y ofrece dudas acerca de cómo estará. El club valorará la mejor decisión tratando de que nadie salga perjudicado y asumiré lo que se decida. En cuanto a Geromel, solicitó no venir a Holanda porque tenía muy próximo un acuerdo con otro club, pero luego no fructificó. Es uno más, aunque todos sabemos que con su salario es difícil que siga. Lo mejor sería que saliera y que lo hiciera cuanto antes, pero solo nos queda esperar y tener paciencia.
—¿Y puede garantizar la continuidad de tipos como Javi Márquez o Alejandro Alfaro?
—No, de la misma manera que tampoco puedo hacerlo con el resto de jugadores. Puede llegar una oferta importante en el último momento por cualquiera. Y si alguien sale no voy a rasgarme las vestiduras, ya buscaremos a alguien de su nivel. Hay que estar tranquilos y trabajar.

—Dijo en Ponferrada que tenía «clarísimo» quiénes jugarán en Sabadell. ¿Significa eso que ya tiene perfilado el once tipo?
—A veces dices cosas sin ninguna intención y eso queda como una frase lapidaria (risas). Tengo una idea más o menos clara, aunque con matices. En cualquier caso, seguro que el once que tengo en mente no difiere demasiado del que podría tener cualquiera de vosotros.