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Utz Claassen quiere acelerar el juicio a Serra Ferrer y pretende que la próxima semana el Real Mallorca convoque un nuevo consejo de administración en el que, esta vez sí, los puntos principales a debatir sean la destitución de Llorenç Serra Ferrer como director deportivo, apoderado, vicepresidente y presidente en funciones. Así lo exigió durante la reunión de ayer.

El accionista alemán se ha cansado de esperar y quiere que el órgano de gobierno de la SAD baler aborde de una vez por todas una de sus viejas reivindicaciones: la continuidad o no de Serra Ferrer al frente de todas las operaciones deportivas. Sobre el papel, Claassen está predestinado a perder cualquier votación, aunque la ambigüedad que ha exhibido en público el consejero Gabriel Cerdà durante las últimas horas cada vez que ha sido preguntado por el asunto ha cargado de interrogantes el futuro más inmediato de la entidad.

En este escenario, Gabriel Cerdà, que meses atrás se alió con Utz Claassen para decapitar a Jaume Cladera, uno de los hombres del Brujo de sa Pobla, tiene ahora dos salidas: Estrechar lazos con Serra Ferrer o apoyar la inicitavia del germano, un hecho que implicaría un cambio de rumbo definitivo.

Según ha podido saber esta redacción, Cerdà ha mostrado su preocupación ante la posibilidad de que su nombre sea incluído en el proceso de acción social de responsabilidad que ha iniciado Claassen.

Durante sus dos últimas comparecencias ante los medios de comunicación, el accionista minoritario que tiene la llave del poder, ha evitado posicionarse. Ayer, una vez más, ofreció un discurso ambiguo para tratar de navegar entre dos aguas. «Amistad y responsabilidad son dos cosas diferentes, mi responsabilidad va en beneficio de Serra Ferrer y de los otros accionistas y como consejero estoy obligado a asumir esta responsabilidad en beneficio de la entidad y no puedo poner por delante intereses personales y particulares y no lo haré con ninguno de los accionistas», dijo Gabriel Cerdà, que una y otra vez se niega a dar su apoyo incondicional al director deportivo. Sigue sin negarle amor eterno y eso incomoda al vicepresidente deportivoy máximo accionista, que sabe que su futuro está en manos de Cerdà. «Serra es un gran amigo mío, pero lo que no puedo es ser un incondicional por ser amigo suyo y estar en el otro bando por motivos diferentes. Tengo la obligación como miembro del consejo de tomar las decisiones que crea más convenientes para el Mallorca», añadió.

Miquel Coca, como era previsible, no acudió a la reunión que mantuvo durante la jornada de ayer el consejo de administración del Mallorca. Su enemistad con Cerdà ya es de dominio público y el abogado ha decidido abandonar el proyecto.

«Tengo la obligación como miembro del consejo de tomar las decisiones que crea más convenientes para el Mallorca»

Cerdà, sobre su posilbe voto favorable a la destitución de Serra