Pedro Geromel y Bellvís luchan por un balón aéreo durante el partido de ida disputado en Balaídos. | Salvador Sas - EFE - EFE

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Todo o nada. Capturar los tres puntos para seguir agarrado al clavo de la supervivencia o comenzar a acostumbrarse a las carreteras secundarias después de dieciséis años circulando por las principales autopistas de la Liga. El Mallorca afronta esta noche un duelo que marcará su destino. Su futuro. A una cita de esas que no tienen término medio. El panorama del grupo de Manzano es desolador. Después de asomar la cabeza a la superficie tras sus victorias ante Granada y Sevilla, el equipo balear vuelve a ser aquella escuadra vulgar, sin alma ni actitud, que se asoma sin remisión al precipicio de la Segunda, tras tres derrotas consecutivas.
En el inicio de una semana decisiva -el viernes recibe al Rayo Vallecano-, el Mallorca baja la barrera de la jornada mirando a los ojos de otro enemigo en su lucha por la salvación. Visita la Isla el Celta de Vigo, atrapado también en las arenas movedizas de la clasificación y con una racha pésima: un punto de quince posibles. Ultimo y penúltimo -ambos con 24 puntos- se citan ahí abajo, en las profundidades y con la categoría en juego. Es un duelo para no fallar (21.00 horas, Son Moix).
La trascendencia que rodea el partido de esta noche ante el Celta ha provocado una catarata de nerviosismo notable y Gregorio Manzano ha aprovechado el caos para sacar el látigo. El técnico criticó con dureza a sus jugadores por creerse «los reyes del mambo» y por su falta de profesionalidad en el Camp Nou.
Es fruto de los nervios, de la carga de ansiedad que pesa sobre un equipo que tiene los pies cada vez más metidos en el barro. Llega al encuentro sin ningún margen de error.
Dificultades
El Mallorca y su entrenador son conscientes de la dificultad que se esconde en este capítulo decisivo del torneo. Con el depósito anímico en reservas, Manzano exige al grupo que recupere el «espíritu del Sevilla» y no repita el «esperpento» de hace dos semanas ante el Deportivo. Debe obtener los tres puntos para seguir enchufado a la máquina de la salvación.
Las huestes de Manzano, que necesitan taponar su hemorragia defensiva -ha recibido 63 goles y acumula 26 jornadas seguidas encajando-, encaran el duelo plagado de incógnitas. El técnico ha removido todas las líneas durante la semana con la intención de alterar la rutina. No obstante, aunque no ha dado demasiadas pistas, es probable que Nunes pierda su plaza en el once en beneficio de Geromel, que formaría junto a Bigas en el centro de la defensa. Por las orillas, previsiblemente Hutton-Luna, mientras que la opción del trivote -con Pina, Martí y Tissone llegaron las dos victorias seguidas- cobra de nuevo fuerza. Pero más allá de nombres y de pizarras, de sistemas o variantes, de si Víctor Casadesús se recupera o no, el Mallorca debe recuperar la mejor versión de sus mejores futbolistas, con Giovani Dos Santos monopolizando todos los focos. El mexicano no ha podido frotar la lámpara en sus dos últimas actuaciones. Y este tipo de duelos, en estas finales por la salvación, la calidad suele decidir los puntos. La Primera División está en juego.