El entrenador del RCD Mallorca, Gregorio Manzano, durante el partido de Liga ante el FC Barcelona. | Efe

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Por primera vez en casi ocho meses, el Mallorca yace estancado en un punto sin retorno. Consumidas tres cuartas partes del campeonato y sin nadie a la espalda, el conjunto balear desfila por la Liga desprotegido, entre la penumbra y sin excusas a las que agarrarse. De hecho, casi nadie entre la plantilla se esfuerza ya en endulzar o maquillar los mensajes que parten del vestuario. Si no se le gana al Celta, es bastante probable que haya que empezar a mirar otro sitio. No hay más consignas posibles. Seguramente por eso, hasta el propio Manzano ha decidido renovar su vocabulario habitual en busca de una reacción que ayude al equipo a seguir respirando: «Nos jugamos el todo y eso mismo tenemos que dar. Este es el partido. Y tenemos que sacarlo adelante».

Discurso único

Siguiendo la línea abierta por algunos de sus jugadores, Gregorio Manzano ya no tiene reparos a la hora de colgarle a su próximo partido ciertas etiquetas. «Ahora sí que se puede hablar de final», comenta sin tapujos. «Ya estamos en la marcha atrás y no hay tiempo para rectificar. Jugamos la primera final del campeonato. Contra un rival directo y en la situación que estamos no podemos darle otro calificativo al partido ante el Celta».

Manzano cree que, llegados a este punto, «hay cuatro o cinco equipos» obligados a cargar con «la presión de jugar finales durante ocho jornadas con la única intención de no descender». Frente a ese decorado, entiende el jienense que «todo lo que sean enfrentamientos directos entre cualquiera de ellos supondrán una carga añadida. En el caso del Mallorca, hay una experiencia cercana en casa (el partido frente al Deportivo) y no supimos resolverla. Y sobre eso hemos trabajado para que no vuelva a repetirse. Hay que volver a lo que hicimos bien frente al Sevilla. Ésa es nuestra presión: ahondar en lo bueno y rectificar en lo malo».

Manzano también ha aprovechado esta vez el discurso previo a la jornada para resaltar algunos de los males recientes del grupo. Apartado de ese tradicional muestrario de coartadas en el que suelen apoyarse los técnicos, el andaluz admite que algunos de los elogios que habían recibido sus jugadores resultaron contraproducentes y cuestiona con dureza determinadas actitudes: «Mi conclusión, aunque puede que no sea cierta, es que salimos del Bernabéu con cinco goles y todo fueron alabanzas y piropos. Sin embargo, a la semana siguiente y con un parón de por medio no supimos encajar bien la situación. Nos creímos que esto iba a ser coser y cantar. Con un derrota igual en cuanto a número de goles y frente a otro trasatlántico, recibimos un buen sogazo para que se nos quitaran las tonterías y para que espabiláramos», explica.

Recado al grupo

El entrenador mallorquinista profundiza en sus argumentos alegando que «no se puede ir al Camp Nou y que te saquen la primera tarjeta amarilla en el minuto 70. Tonterías, las precisas. Cuando un equipo hace el tonto en un partido, normalmente le suelen pintar la cara. Ahora hay que volver al espíritu que debe sacar un equipo para quedarse en Primera División, el espíritu del Sevilla. Un espíritu colectivo, de trabajo, de intensidad, de concentración, de saber administrar los partidos. Ese es el único camino que nos llevará a la salvación. Por eso creo que el sogazo nos vendrá bien para activar las neuronas un poco tontas que teníamos. Nos creíamos los reyes del mambo, pero el mambo es para las salas de fiestas. El lunes hay que trabajar en el campo».

Aspectos a mejorar

Otro de los aspectos que Manzano también confiesa que debe pulir es la obsesión del equipo por los resultados cosechados por el resto del vagón de cola. Sobre todo esta jornada, en la que el Mallorca saldrá a la arena de Son Moix conociendo todos los marcadores. «La última vez todo eso nos llevó a estar pensando en algo que correspondía a circunstancias ajenas a nuestro propio trabajo, cuando es éste el que nos va a dar el beneficio de la permanencia.

Hablamos mucho de otros resultados cuando dependemos de nosotros. Y ahora, pase lo que pase, tenemos que ganar nuestro partido. Si encima acompañan los resultados, perfecto. Pero, ¿de qué sirven que acompañen si luego no haces bien tu trabajo? Es el único mecanismo que tenemos. Vamos a ser los últimos y los primeros en jugar. Solo debemos centrarnos en lo nuestro porque si no sumamos los puntos suficientes lo demás no servirá para nada», sentencia.

Más allá de la necesidad de atrapar tres puntos, Manzano cree que el Mallorca tiene la obligación de ganar al Celta para «agradecerle a la afición lo que hizo en el último partido sin ser correspondida» y recuerda que hay que intentar, como sea, que los de Abel Resino se levanten. «Hay que tratar de que su calidad no florezca contra nosotros. Porque el problema somos nosotros mismos. Si jugamos como tenemos que jugar deben ser ellos los que tengan problemas.