El consejero del Mallorca Pep Roig, durante una rueda de prensa. | M. Joy

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Pep Roig tiene en mente dejar el consejo de administración del Mallorca en un futuro cercano y ha empezado a preparar su marcha. El que fuera representante de la anterior Federació de Penyes rojinegras se siente decepcionado con todo lo que está sucediendo en torno a la SAD a lo largo de los últimos meses y sin especificar ningún plazo ha dejado entrever su salida del órgano de gobierno del club.

«La decisión la tengo tomada desde hace tiempo, es difícil estar en el consejo en estas circunstancias», explicaba Roig esta semana ante los micrófonos de la Cadena Cope. El consejero que siempre se ha mostrado especialmente crítico con Llorenç Serra Ferrer y con la facción oficialista del consejo cree que hasta ahora apenas ha podido aportar nada al Mallorca desde el punto de vista social y no quiere ser partícipe de la deficitaria gestión llevada a cabo por el máximo accionista y sus consejeros afines. «Estoy bastante decepcionado por ser miembro de este consejo por todo lo que ya sabemos. Parece como si estuviéramos para según qué cosas, pero para otras no», argumentaba.

Nombramiento

Pep Roig recaló en el consejo del Mallorca a mediados de mayo de 2012, gracias a una iniciativa de Utz Claassen. El consejero y accionista alemán disponía de la posibilidad de nombrar a un nuevo miembro gracias a su participación en la entidad y desvió la mirada hacia el mallorquinismo militante con la idea de darle algo más de transparencia a lo que ocurría sobre el puente de mando. Tras asegurarse la aprobación de Pedro Terrasa (entre ambos controlan casi la mitad del accionariado), el germano comunicó su propuesta por escrito al entonces presidente, Jaume Cladera, y el nombramiento se oficializó dos semanas después, durante el transcurso de una Junta General de Accionistas.

Pep Roig, profesional de la banca y secretario de la Federació de Penyes Mallorquinistes que presidía Rafel Martorell, se convertía en aquel momento en el séptimo consejero del Mallorca y ocupaba el espacio que había dejado Fernando Martos, representante de Miquel Àngel y Rafael Nadal en el primer órgano de mando del club que se formó tras el último cambio de propiedad. El objetivo marcado en aquel momento pasaba por estrechar los lazos entre la masa social rojilla y el propio club, deteriorados debido a esos continuos problemas extradeportivos e institucionales que siguen sacudiendo a la entidad a día de hoy. Sin embargo, el nombramiento era analizado de forma muy diferente y mientras Claassen celebraba la noticia, el expresidente Jaume Cladera la observaba desde un prisma radicalmente opuesto. Casi un año después, toda esa etapa podría quedar zanjada.