Partido de liga en Mestalla entre el Valencia y el Real Mallorca.11-03-2012 | H.K.

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Con el barro hasta la cintura y la vista nublada por culpa de esa presión que ejerce el fondo de la tabla, Mestalla aparece en el horizonte como la nueva tierra prometida del Mallorca. El equipo bermellón, necesitado de una reacción que empiece a alimentar cuanto antes el sueño de la permanencia, afronta el enésimo repecho del calendario con la idea de establecer en el campo del Valencia su último punto de partida, el kilómetro cero de la gran remontada. Los números de las últimas temporadas, la motivación del grupo por dar un golpe sobre la mesa y la irregularidad del oponente de turno van a suponer un empujón añadido para una plantilla que en los últimos días, además de avalar la llegada de Gregorio Manzano, ha recordado en voz alta que está plenamente capacitada para escapar del agujero negro en el que vive.

De momento, el Mallorca mira a Mestalla con cierta esperanza. A pesar de que el equipo solo ha conseguido una victoria en las últimas 18 jornadas, en el interior de la caseta nadie renuncia a volver de Valencia con los tres puntos en la maleta. Ni mucho menos. Sobre todo, teniendo en cuenta las recientes cosechas del equipo sobre el césped del antiguo Luis Casanova. Porque el escenario de la final del domingo (17.00 horas), maldito y prohibido para el club balear hasta hace cinco temporadas, lleva tres cursos seguidos reportándole puntos a los rojillos, que únicamente han doblado allí la rodilla en una de sus últimas cinco incursiones.

Señales positivas

Un buen ejemplo al que agarrarse se esconde en la hoja de ruta de la temporada pasada. Ese día (11 de marzo), con el Mallorca aún luchando por remontar posiciones y por mantenerse alejado de la zona de conflicto, el Valencia desperdició una renta de dos goles con la que se había marchado al descanso gracias a la puntería de Tino Costa y Aduriz. Sin embargo, el paso por los vestuarios transformó a los rojillos, que firmaron un segundo tiempo casi perfecto en el que neutralizaron la pegada local con dos tantos de Nsue y Víctor Casadesús y acabaron arrinconando en su área al equipo entonces dirigido por Unai Emery.

No obstante, el Mallorca empezó a ganar confianza en el domicilio valencianista justo cuatro años antes, a finales de marzo de 2008. La formación isleña, que hasta ese momento solo había coleccionado fracasos en sus veinte visitas previas a la capital del Turia, trituró al conjunto che (0-3), que venía de conquistar el Bernabéu, de la mano de Gregorio Manzano. Dos goles de Güiza y un gran libre directo de Ramis acabaron con un equipo en el que destacaban Silva, David Villa, Mata, Joaquín, Helguera o el hoy mallorquinista Javier Arizmendi, que en aquel partido formó en el once inicial.

En total, los encuentros entre Valencia y Mallorca (25) contemplan 16 triunfos locales, 7 empates y 2 victorias forasteras, con 55 goles para el cuadro levantino y 20 para los visitantes.

El primer Valencia-Mallorca en la máxima categoría finalizó con victoria local por 2-1 en la campaña 60-61 y el mejor resultado para los valencianistas fue el 7-2 de dos años después, mientras que el mencionado 0-3 de hace cinco años es el resultado más positivo logrado por el conjunto mallorquín en Mestalla.

Algunas de las grietas que ha comenzado a airear el Valencia también ayudan a generar un ambiente positivo en torno a la plantilla mallorquinista. El bloque que entrena Ernesto Valverde fue borrado del mapa el pasado martes por el Paris Saint Germain y además de su frágil moral, arrastra la presión de luchar por meter la cabeza entre los puestos de Liga de Campeones. Por si fuera poco, padece un serio problema en su área y más allá de dejar escapar 13 puntos de su estadio en 12 partidos, es el equipo de la Liga que más goles recibe como anfitrión (21).