Calatayud atrapa el balón durante un partido disputado con el Mallorca. | Carlos Mira

TW
2

Una porción notable del destino del Mallorca dependerá de un jugador arrinconado por el club balear desde el pasado verano y que finaliza contrato dentro de cinco meses... En los guantes de Juan Calatayud recaerá la responsabilidad de sujetar al grupo balear mientras Dudu Aouate permanezca en el enfermería. En un tramo decisivo, con el equipo en posiciones de descenso directo a Segunda División y el engranaje defensivo perdiendo agua por todos lados, el portero malacitano deberá cambiar de chip en los cuatro próximos partidos de Liga, más de los que ha jugado en el año y medio que lleva aquí.

Descartado por la dirección deportiva de la entidad el pasado verano -Caparrós le dejó claro que apenas contaría con él-, Calatayud optó por seguir en la Isla. Se agarró a su contrato y a sus cualidades para mantener su status en el vestuario. Sin embargo, la SAD balear le echó más leña al fuego al contratar al portero Rubén Miño, que llegaba procedente del filial del Barcelona con la intención de ser el suplente de Dudú Aouate.

Pero Calatayud no arrojó la toalla. A pesar de estar arrinconado, de que el técnico utrerano ni siquiera le diera la alternativa en la Copa del Rey -el israelí disputó los tres primeros partidos de la competición- hurgó más en la heridad. Sobre todo porque con la eliminatoria resuelta, después de perder 0-5 en la ida, Capa le arrojó a la arena del Sánchez Pizjuán. Ese choque copero ha sido el único encuentro que ha disputado con la camiseta bermellona en la presente temporada...

Aunque el preparador mallorquinista alternaba al portero suplente en las primeras jornadas, con dos convocatorias para cada uno (Miño y Calatayud) el meta andaluz le ganó la partida al catalán -el viernes se estrenó en la máxima categoría- y ha firmado más del doble de convocatorias. De hecho, Miño acudió a Cornellà por una simple circunstancia geográfica, aunque la lesión de Aouate precipitó su bautismo en Primera División. Aunque su actuación resultó convincente -encajó dos goles, uno de penalti- parece evidente que el técnico se decantara por la experiencia de Calata a pesar de haber estado condenado al ostracismo durante toda la temporada.