El defensa argentino del Espanyol Juan Forlin (i) y su compañero, el defensa argentino Diego Colotto (c), disputan un balón con el delantero mexicano del Mallorca Giovani Dos Santos (d), durante el partido disputado hoy en Barcelona. | Efe

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Hay partidos apáticos, eléctricos, divinos y algunos, como el que jugó ayer el Mallorca en Cornellà, estresantes. Sucedieron muchas cosas, demasiadas y en el lodazal de la clasificación, cuando las noticias se amontonan, esto no suele ser una buena señal. Al final los baleares perdieron por 3-2 en una noche oscura, por el resultado, pero también por la lesión de Aouate. Está visto que esta temporada habrá que sufrir como no se recuerda en Son Moix.El Mallorca suele jugar varios partidos en uno. Es un equipo bipolar, una especie de conjunto mutante que pasa de caer por incomparecencia a meter dos trallazos inesperados y pasar de perder a ganar...

En el primer tramo, el equipo de Caparrós se dejó maltratar, dejó la pelota al rival y se fue desintegrando. Kevin y Nsue en los laterales se las veían para frenar a Simao y Verdú, pero no se trata tanto de localizar uno o dos puntos negros el dibujo, se trata de identificar al equipo y hasta el gol del Espanyol, el Mallorca no se identificaba con nada ni con nadie. Un disparo de libre directo de Simao a los 17 minutos terminó con el balón en la portería de Aouate. Era lógico.

El equipo blanquiazul empujaba y los baleares reculaban. El campo parecía inclinado y así es muy difícil. Pero cuando todo está perdido sólo queda entregarse o probar cosas y los baleares probaron de jugar al fútbol. Sin estridencias, pero tocando y sobre todo chutando a portería. Esa es la única manera de marcar. Y marcaron. El juego es una combinación de errores y aciertos y un disparo de portería de Aouate es mal defendido por Héctor Romero con tan mala suerte que Gio, que es pequeño, hábil y travieso con el balón, mete la directa y bate a Casilla. 1-1 y partido nuevo. Siete minutos después, en un rechace de un córner, Javi Márquez mete un zapatazo tan certero y tan preciso que culmina la remontada.

Dos goles, dos caras, pero faltaba la segunda parte. Y en la segunda mitad, la locura, el histerismo, el caos. El Espanyol volvió a arrinconar a los baleares y empezó a crear peligro. En una acción que terminó con el balón al poste, Aouate se lesionó, lo que provocó el debut de Miño.

El partido empezaba a electrizarse, a estresarse. Pasaban demasiadas cosas. El árbitro, con dos decisiones muy discutibles, tiró hacia el equipo local y facilitó las cosas al Espanyol. Longo provocó un penalti al tirarse sobre Nunes y la pena máxima la anotó Verdú. La otra ayuda llegó en forma de expulsión a Luna, que ya tenía una tarjeta. En una acción excesivamente rigurosa, el recién fichado vio la roja en el 79 y apenas dos minutos después, Baena finalizó una jugada colectiva 3-2.

Al final, en el descuento, pudo marcar Hemed, que falló sólo ante Casilla, fue la última escena de la noche más oscura. El Mallorca tomó conciencia ayer de que le espera un verdadero infierno. Está en pleno purgatorio.

- Ficha técnica:

3 - RCD Espanyol: Casilla; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Capdevila; Forlín, Baena; Rui Fonte (Longo, min.46), Verdú (Christian, min.85), Simao y Sergio García (Tejera, min.90).

2 - RCD Mallorca: Aouate (Miño, min.61); Nsue, Geromel, Nunes, Kevin (Hemed, min.62); Pina, Javi Márquez (Martí, min.79); Pereira, Víctor, Luna y Giovani.

Goles: 1-0, min.17: Simao; 1-1, min.36: Giovani; 1-2, min.42: Javi Márquez; 2-2, min.68: Verdú; 3-2, min.84: Baena.

Árbitro: Clos Gómez (comité aragonés). Amonestó a Verdú (min.28), Forlín (min.39), Luna (min.45), Pina (min.65), Hemed (min.78), Tejera (min.94).

Incidencias: partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio de Cornellá-El Prat ante 17.169 espectadores.