Utz Claassen en un gesto reflexivo durante la entrevista con este diario.

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Utz Claassen (Hannover, 1963) se niega a bajar los brazos. Prácticamente un año después de iniciar su cruzada para dotar al Mallorca de esa transparencia de la que ha carecido en los últimos años, el polifacético empresario confía en el que la SAD se adapte en los próximos días al nuevo modelo de trabajo que ha diseñado. Erigido en uno de los personajes más críticos con la gestión llevada a cabo por Llorenç Serra Ferrer y sus consejeros afines, el alemán está convencido en que otro tipo de club es posible. Mientras llegan los cambios, recuerda que el propio Cerdà es más exigente que él con el actual vicepresidente y responde a Joaquín Caparrós, que el lunes le tildó de «irresponsable».

-Después de todo lo sucedido durante la jornada del lunes, ¿se ha recrudecido la batalla en el seno del consejo?

-Serra Ferrer ha perdido una buena oportunidad para llegar a una solución constructiva. El estado actual es que sólo hay un consejero delegado mancomunado y todo tiene que pasar por consejo. Hice una propuesta para superar este modelo de gestión y nombrar un segundo consejero delegado. Personalmente, estaba dispuesto a votar a favor de una persona propuesta por Serra Ferrer (Cerdà) y eso es una prueba de que no soy de grupos, ni bandos, ni mayorías. Ahora no hay nada y la maniobra de Serra ha resultado lo contrario de lo que quería. Su propósito era no someter nada deportivo al consejo y ahora debe someterlo todo. Por lo menos habrá transparencia, algo que nos ha llevado un año. Hemos logrado reconducir algunas situaciones, entre ellas, prescindir de un presidente que con su posicionamiento junto a Serra se humilló y autodestruyó.

-Gabriel Cerdà no define su posición...

-Debo reconocer que me han sorprendido algunas cosas, pero Gabriel Cerdà está en una situación difícil. Él ha concluido que el club necesita un cambio de modelo de gestión; en varios aspectos es mucho más crítico que yo con la gestión Serra. También hay que tener en cuenta que es amigo personal de Serra, algo que respeto profundamente, y eso le genera una disyuntiva importante. Por una parte está desilusionado con la situación, pero la amistad pesa y quiere llegar a un cambio sin que nadie pierda.

-Pero una transición pacífica parece utópica.

-Es cierto, es difícil. Cerdà intenta cambiar el modelo de gestión sin que haya damnificados y esto hay que respetarlo. En sus afirmaciones él ha sido contundente y todavía tengo que confiar en su palabra, pero yo no quiero sustituir una dictadura por otra dictadura... No quiero que siempre vote a mí favor, un consejo debe ser democrático y profesional. Sus miembros deben tener libertad para hablar y para decidir. No es fácil que en un consejo exista siempre un acuerdo entre todos sus miembros.

-Si Cerdà es nombrado consejero delegado, ¿acabaría siendo una marioneta de Serra?

-Él tiene que tener el derecho de aplicar su propia lógica. Hasta el momento he tenido la convicción de que Gabriel Cerdà es maduro, inteligente y tenaz para defender sus puntos de vista y no ser sumiso a Serra. Quiere trabajar para el bien de la institución. Lo que me preocupa es que cada día Serra sugiera a todo el entorno que Cerdà es un instrumento que está en sus manos y que él todavía tiene la mayoría, el poder, la autonomía y el control del club. Lo que percibo es que a Serra le preocupa mucho ostentar el poder. Cerdà tiene que clarificar, si es un instrumento de Serra Ferrer y forma parte de una estrategia o es una persona independiente, capaz de ser amigo de Serra, pero tomar decisiones en favor de la institución. Como consejero no está comprometido a amigos, ni a grupos, ni a bandos y sí al bien de la sociedad.

-En algunos foros y tras el asunto de Cladera, Serra Ferrer ha llegado a calificar a Cerdà de traidor...

-Cerdà nunca ha insultado a Serra Ferrer y nunca le ha traicionado. Parte del entorno ha dado a entender que ha existido una traición, esto no me ha gustado. He sido testigo de todo y puedo decir que es injusto tildar a Cerdà de traidor y me duele verlo. Con seriedad y rigor aspira a combinar amistad con una gestión leal al Real Mallorca.

-Los acontecimientos delatan que las relaciones con el director deportivo y máximo accionista no son fáciles.

-La verdad es que la lista de «bajas» es larga y eso resulta preocupante. Por ejemplo, Pedro Terrasa tuvo el deseo de una clarificación [por el caso Alfaro] y la relación ahí ya cambió. Serra le hizo la cruz. También hemos visto que la relación que Jaume Cladera ha mantenido con Serra Ferrer ha acabado siendo humillante y suicida para el expresidente.

-¿Le sorprendió que Serra, Cerdà, Coca y el secretario no acudieran al último consejo?

-Claro, si te retrasas por cualquier motivo que esté justificado, uno espera el tiempo que haga falta, pero si estás en el despacho de al lado y no vienes ni a comunicar que llegarás tarde... Esto es inadmisible. Durante la espera, Gabriel Cerdà pidió hablar conmigo 2 minutos fuera de la sala de reuniones, fue una reunión privada y confidencial fuera de la sala y del consejo, pero la verdad es que nadie se presentó a explicarnos los motivos del retraso. Y casi 40 minutos después decidí marcharme. Terrasa y Roig también. Pensé que el lunes empezaba una nueva era, con un mayor espíritu de colaboración, pero la realidad ha sido muy distinta. Hay límites que nunca deben sobrepasarse, pero Serra no lo entiende.

-Serra Ferrer insiste en que tiene la mayoría en el consejo.

-A mí no me interesan sus percepciones ni sus deseos, me interesan las realidades.

-El club ha cerrado la cesión de Luna y tiene a prueba a De Guzman, ¿lo ha autorizado el consejo?

-Hay gente muy interesada en ostentar y sugerir un poder que no tiene. Vamos a ver si Serra Ferrer puede aprender, evolucionar y entender que la nueva realidad es distinta. Ahora mismo todo tiene que pasar por consejo y aprobarse.

-Caparrós ha calificado de «irresponsables» a Gabriel Cerdà y a usted por forzar la dimisión de Cladera...

-Creo que con estas declaraciones se perjudica a él mismo. A los clubes no les gusta contratar a gente que no respeta a los accionistas y consejeros. Caparrós ha estado muy mal aconsejado, pero estoy convencido de que lo ha hecho en base a información incorrecta.

-¿Utiliza el director deportivo a la plantilla y al cuerpo técnico en beneficio propio?

-No he tenido la oportunidad de mantener ninguna reunión con Caparrós, pero sería muy bueno que nos explicara al consejo su opinón y criterio deportivo. Desconozco de qué habla Serra con el plantel y cuerpo técnico. La última vez que coincidí con el entrenador fue en el almuerzo de Navidad de 2011, dicho esto me gustaría preguntarle en base a que informaciones emite sus juicios. Yo nunca he dicho que quiera jugar a ser director deportivo o entrenador, pero como consejero mi obligación es conocer los contratos y si tenemos dinero para pagarlos. Si a Caparrós y a los futbolistas les paga Serra Ferrer, que haga lo que quiera, pero si la relación es con el Real Mallorca, nuestra obligación y responsabilidad es evidente. Hay que analizar los costes y ver una fotografía de liquidez. Es muy simple.

-El técnico también se ha mostrado muy contrariado con la salida de Cladera.

-Es cierto, pero no entiendo cómo puedo evaluarlo sin observar su comportamiento en las reuniones del consejo. ¿Qué argumentos tiene él para evaluar si la dimisión de Cladera ha sido buena o mala, necesaria o innecesaria? ¿En que se basa para decir que hemos sido irresponsables? Creo que yo sé más sobre el balón que Caparrós sobre el contenido de nuestras reuniones en el consejo. Yo puedo ver los partidos, puedo ver a Ogunjimi, Alfaro, Aki, Fontás, Ratinho... pero él no puede escuchar las reuniones del consejo. Yo veo lo que pasa en el campo, él no ve lo que ocurre en el consejo ni lo que decía ni hacía Cladera en las reuniones. Caparrós puede enseñarme si la pelota es redonda o cuadrada y yo le puedo enseñar de cuentas; así podemos decidir si podemos pagar o no a un jugador que él quiere fichar.

-Caparrós ha pedido cuatro fichajes a Serra Ferrer para el mercado de invierno...

-Esta es la peor crítica que se le puede hacer al director deportivo. Una cosa son las palabras y otra los hechos y las actuaciones. Recuerdo que en su día también dijo que no le ponía cara a Pedro Terrasa cuando era el director general e interpreto que esto es también una crítica hacia la gestión del máximo accionista, que no ha concedido al entrenador la posibilidad de conocer mejor a los accionistas y consejeros. A mi me interesa el concepto deportivo del entrenador y con todo el respeto del mundo, si Pep Guardiola o cualquier otro hubieran dicho lo que ha dicho Caparrós, creo que tendría problemas serios. Caparrós no es Mourinho ni Guardiola y creo que con este tipo de declaraciones nunca llegará a su nivel.

-¿Entiende el hartazgo de la afición?

-Me duele y me da vergüenza ser parte de esta situación. Durante mucho tiempo tenemos que tratar con locuras; lo que ocurrió el lunes es un ejemplo más. Esta forma de actuar es inaceptable y cuando me preguntan y tengo que explicar lo que pasa aquí la verdad es que me duele mucho.

-Después de todo lo sucedido, ¿cómo se presenta el consejo del viernes?

-Se pueden llegar a tomar decisiones o no. Prefiero llegar a decisiones adecuadas y buenas para el club. El lunes pensaba que era posible, pero con gente que no se presenta es difícil, por eso digo que no sé qué pasará el viernes. Esta semana Caparrós ha faltado al respeto a parte del consejo y Serra Ferrer ha hecho lo mismo dejando tirado a compañeros. Con esta actitud no vamos a ningún sitio.

-Cerdà ha dicho que no quiere bandos...

-Es cierto que lo ha dicho. Yo tampoco los quiero, pero la verdad es que en estos momentos tengo muchas preguntas en mi cabeza. Gabriel Cerdà ha dicho que es partidario de un nuevo modelo de gestión, pero Serra siempre sugiere que esto no es cierto y que él es el único que manda. Quiero saber si Cerdà es el Cerdà que yo veo o es el que ve Serra Ferrer. Me preocupa el futuro y la supervivencia de la institución.