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Definitivamente, el Mallorca de Joaquín Caparrós ha tocado fondo. El conjunto bermellón, que desde anoche ya respira de manera asistida, sigue adornando su lamentable travesía por el desierto con actuaciones vergonzosas y no es más que un muñeco en manos del rival que se le ponga por delante, independientemente de quién sea. Anoche le tocó al Sevilla, que tras llegar a la capital balear bajo un manto de dudas emprendía el camino de vuelta con los brazos en alto y una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Vació la caja de Son Moix, agotó la paciencia de la grada y redujo a cenizas el crédito de un entrenador incapaz de buscar argumentos más allá de esa garra con la que ilustra todos sus discursos. Porque después de tres meses de caos, frustración y autolesiones, su grupo no es más que un solitario cadáver que ayer celebrababa en familia su propio funeral (0-5).

El Mallorca empezó a dispararse a sí mismo mucho antes de que el balón se pusiera en movimiento. Caparrós, probablemente alertado por la desidia que invade el vestuario, decidió darle la espalda al torneo y prescindió de la columna vertebral del equipo frente a un oponente que comparecía con toda la artillería. En cualquier caso, poco tardó el Sevilla en airear la miserias locales, a flote desde hace ya demasiadas semanas.

Inferioridad

Pese a su evidente inferioridad, trataron los baleares de marcar el terreno hasta que Negredo impuso su ley con la complicidad de la defensa mallorquinista. El vallecano, protagonista de un martilleo constante contra la escuadra de Son Moix, abría y cerraba el partido a los 13 minutos frente a una zaga en pijama. Restaba todo un partido por delante, pero sólo faltaba por adivinar la magnitud de la caída y la profundidad de unas heridas que, al final, resultaron prácticamente mortales.

A partir de ahí, el vacío. El Mallorca empezó a temblar y el Sevilla, que no quería estirar más de la cuenta la vida de la eliminatoria, sacaba el rodillo por orden expresa de su entrenador. Míchel, confrontado a Caparrós desde finales de la temporada pasada, quería evaporar los interrogantes que le persiguen y resolver de una tacada la eliminatoria. Y le alcanzó con un asalto para abarcarlo todo de manera contundente.

Negredo y Medel reventaron el Iberostar antes de que se acabara el primer acto y entre protestas y muestras de impotencia dejaron al Mallorca a los pies de los caballos. Sobre todo después de Giovani fallara un penalti que hubiera podido mantener la puerta abierta.

Caparrós, desesperado e impotente, optó por renovar la cara del equipo a base de juventud, pero el descalabro era imparable. Luego, Botía y Luna, futbolista nacido en Son Servera, apagaron las luces y los focos señalaron al palco. A Serra Ferrer y a Cladera, concretamente, que se ahorraron una humillación pública mayor gracias a que por entonces la afición había desertado.


- Ficha técnica:

0 - Mallorca: Aouate; Nsue, Geromel, Conceiçao (Bigas, min. 46), Kevin; Marc (Cristeto, min. 46), Martí, Fontás, Alfaro (Brandon, min. 75); Giovani y Arizmendi.

5 - Sevilla: Palop; Koke, Botía, Fazio, Fernando Navarro; Navas, Rakitic (Luna, min. 50), Medel, Del Moral; Kondogbia (Hervás, min. 65), Negredo. (Reyes, min. 46).

Goles: 0-1, min. 13: Negredo; 0-2, min. 18: Negredo; 0-3, min. 25: Medel; 0-4, min. 47: Botía; 0-5: min. 85: Luna.

Árbitro: Clos Gómez (comité aragonés). Amonestó a Manu del Moral, Fazio, Kevin.

Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en el Iberostar Estadio ante unos 4.000 espectadores.