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El Real Mallorca ha cerrado una de esas puertas que permanecían abiertas de manera innecesaria desde la era Grande . Los accionistas del club, que tenían hasta la jornada de ayer para asumir el abono de casi un millón y medio de euros correspondiente al dividendo pasivo incluido en una ampliación de capital de hace cinco años, han resuelto el trámite dentro de los plazos marcados y asumieron el desembolso en su totalidad, tal y como confirmaba el propio club a través de un escueto comunicado. De esta forma, los dos bandos principales en los que se encuentra dividido el accionariado la aplicaban una inyección de liquidez a las arcas de la SAD, la primera que se concreta a raíz del último cambio de propiedad en 2010.

El Mallorca cargaba con la obligación de cerrar el asunto desde finales de 2007. Concretamente, desde el 19 de noviembre de ese año, cuando la Junta General de Accionistas del club aprobaba una ampliación de capital 2.984.850 euros en la que se incluía un dividendo pasivo pendiente de desembolsar a razón de 1.486.621 euros antes de 19 de noviembre de 2012. «Dicho dividendo ha sido desembolsado en su totalidad», especificaba la entidad de Son Moix. En el caso de que alguno de los poseedores de acciones del club no hubiera completado su aportación tampoco habría perdido la titularidad de los títulos, pero sí los derechos inherentes a los mismos.

Como máximo accionista, a Llorenç Serra Ferrer le ha tocado rascarse el bolsillo en mayor medida. Con algo más de un 41% de las acciones, el vicepresidente y director deportivo del Mallorca ha asumido una suma de 614.7149 euros. Tras él, las otras dos grandes aportaciones llevan la firma de dos integrantes del bando opuesto a la gestión del pobler : Pedro Terrasa y Utz Claassen. El exdirector general, con casi el 25% de las acciones, ha abonado 373.460 euros, mientras que el consejero alemán (casi un 20% de las acciones), ha cargado con 297.460 euros. Mientras tanto, entre Biel Cerdà (5,2%), Jaume Cladera (4,92%) y el abogado Miquel Coca (2,46%) desembolsaban 188.570 euros y el resto recaía sobre los pequeños accionistas del club. El único miembro del consejo de administración que no intervenía en el trámite es Pep Roig.