Rafel Martorell. | Redacción Digital

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Rafel Martorell ha dicho basta. El presidente de la Federació de Penyes y su junta ha convocado asamblea general ordinaria para el 27 de noviembre. El presidente será de nuevo un socio más y un aficionado más. Se larga hastiado, cansado, pero eso sí, con la conciencia tranquila. Martorell ha sufrido en sus propias carnes qué sucede cuando te enfrentas al régimen de Cladera y Serra. Si estás con ellos eres un figura, si vas por libre, eres un repudiado. Rafel fue reclutado por el club para hacer campaña en favor del Sitjar...hasta que se dio cuenta de que tras el megaproyecto sólo había humo. Defendió a Jordi Morey en su cruzada contra Biel Cerdà, pero ahora de eso nadie se acuerda. Pidió públicamente a Jaume Cladera que continuara en el club cuando el presidente meditaba su marcha porque, como el propio Cladera dijo, era presidente «por accidente». Pero Martorell también ha tirado del carro, nunca mejor dicho, por las entrañas de Son Moix. Porque el todavía presidente de las peñas ha empujado un carrito de ruedas cargado de camisetas del Mallorca, de esas ya antiguas y que el club ponía en el mercado por unos cuantos euros, pero alguien tenía que hacer el trabajo sucio e incentivar su venta en los vomitorios de Son Moix. Martorell y los suyos empujaban los carros con el balón ya rodando. Pero eso el club no lo ha valorado nunca. Como tampoco nadie recuerda la brillante campaña que se hizo con inciativas como el 'Punt val la Penya', que llenó el campo con el 'Trampó per trampós', entre otras iniciativas. Serra Ferrer y Cladera ahora han puesto un medidor del mallorquinismo y dicen quién lo es más y quién lo es menos en función de si se es fiel a la doctrina actual. Pero Martorell, Roig, Pello, Carol... y todos los que llevan el Mallorca en sus venas y que han sido denigrados y apartados han apostado por mantener su dignidad sin renunciar a un gramo de su mallorquinismo. Se irán, pero con la cabeza alta. Y eso no tiene precio, ni tampoco IVA.