Los jugadores del Mallorca celebran un gol durante el partido. | Montserrat T. Diez

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Mallorca 2 - 0 Valencia

Mallorca: Aouate; Ximo, Geromel, Conceiçao, López; Pereira (Arizmendi, min. 53) , Márquez (Joao Víctor, min. 20) , Pina, Nsue; Víctor y Hemed (Alfaro, min. 53).


Valencia: Alves; Joao Pereira (Barragán, min. 79), Rami, Ruiz, Cissoko; Feghouli, Parejo (Jonás, 66), Tino Costa, Viera; Soldado, Valdez (Guardado, min. 79)

Goles: 1-0, min. 7: Víctor Casadesús engancha un zurdazo de volea dentro del área y el balón se se cuela por debajo del cuerpo de Diego Alves; 2-0, min. 55: Arizmendi culmina un contragolpe con un gran disparo.

Árbitro: Álvarez Izquierdo (comité catalán). Amonestó a Tino Costa, Parejo, Pereira, Arizmendi, López, Soldado, Pina, Cissokho.


El Mallorca se ha instalado en la gloria. Su fútbol no es de escuadra y cartabón, pero la pluma táctica de Joaquín Caparrós está reescribiendo su propia leyenda. Es un bloque armado. Prácticamente sin fisuras, que sabe exprimir al máximo sus virtudes y esconder sus defectos. En otro ejercicio de autoridad, con toneladas de esfuerzo y la aparición de Dudu Aouate en los momentos decisivos, desenpolvó los libros de historia con una victoria ante el Valencia que le permite igualar la marca grabada a fuego por Héctor Cúper hace quince años -11 de 15 puntos posibles- y consolidar su plaza en Champions League. Increíble, pero cierto...

La mañana comenzó de cara. El Mallorca noqueó a su rival en su primera aparición en terreno enemigo y todo resultó más fácil. La acción nació en los pies de Pereira, que centró al área. El rechace le cayó a Hemed, que estuvo más despierto que Rami. Asistió a Víctor y el algaidí conectó un empalme. Parecía que Diego Alves había atrapado el balón, pero éste se le escapó para júbilo de la hinchada isleña.

El tanto a los siete minutos ratificó el guión que había entregado Joaquín Caparrós en la caseta. El Mallorca se tiró atrás y le entregó todo al Valencia. El equipo de Pellegrino dominó a placer hasta el descanso, pero apenas arañó al conjunto isleño. Pertrechado en su área, rifó todo su destino a las apariciones de Aouate, que siempre está cuando el equipo le necesita.

El meta se interpuso entre Soldado y el gol al cuarto de hora y el larguero escupió un testarazo de Valdez a la media hora.

El cambio en la sala de máquinas -Javi Márquez se lesionó y dejó su plaza a Joao Victor- también afectó al Mallorca, que pareció perder el rumbo por momentos. Pereira y Nsue se desgastaban en defensa -el francés se jugó la expulsión en la antesala del descanso-, Pina y Joao se fajaban en el fútbol subterráneo, mientras que Aouate y la zaga, se encargaban de apagar todos los incendios.

Anderson y Geromel cumplieron. Apenas cometieron errores -el más grave fue uno de Conceiçao a los treinta minutos- y se mostraron contundentes, rápidos y entregados a la causa de Capa, que no admite concesiones a la galería. Al igual que el equipo, fueron de menos a más para acabar el duelo con buena nota.

El Valencia no supo qué hacer ante tanta amabilidad isleña, que vivió a placer sin el balón, y se enredó en la incomprensión.

En el arranque del segundo acto, Caparrós movió piezas. Fue una maniobra extraña -agotar los cambios a falta de media hora para el final- que le salió redonda. Arizmendi, que se estrenaba en Son Moix, se fue de Víctor Ruiz y convirtió en oro el primer balón que tocó. Ese tanto resume la doctrina Capa. Saque de puerta, prolongación, pase de Víctor al espacio y gol del madrileño tras un control notable con el pecho.

De ahí al final, el equipo bermellón resistió en defensa y pudo matar a la contra. Aouate estuvo soberbio en un chut de Tino Costa y la cara de Anderson rechazó un chut tras un indirecto dentro del área. Al final, el Real Mallorca echó el lazo a su sexta victoria consecutiva en casa con el público haciendo la ola. Son Moix se ha acostumbrado a la fiesta.