El delantero del RCD Mallorca, Víctor Casadesus (i), disputa el balón con el defensa de la Real Sociedad, Mikel González. | Montserrat T. Diez

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R.C.D. Mallorca Mallorca 1

Real Sociedad R.Sociedad 0

Primera División | Jornada 3 | 01/09/2012 22:00 | Final

Mallorca 1 - 0 Real Sociedad


Mallorca: Aouate; Ximo, Nunes, Coincençao, López; Pereira, Márquez (Martí, min. 87), Pina (Joao Víctor, min. 79), Nsue (Alfaro, min. 64); Víctor y Hemed.

Real Sociedad: Bravo; Estrada, Ansotegui, Mikel González; De La Bella (Ifrán, min. 78); Markel, Ruben Pardo, Illarramendi (José Ángel, min. 85), Xabi Prieto; Vela (Griezmann, min. 69) y Agirretxe.

Gol: 1-0, min.75: Víctor Casadesús.

Árbitro: Fernández Borbalán (comité andaluz). Amonestó a Pereira, Markel, Ansotegui, López, Víctor, Márquez, Martí.

El Mallorca se acostumbra a lo bueno, a ganar, a sentirse importante. Ayer, en un partido oscuro y atascado, encontró luz gracias a un gol de Víctor que le dio los tres puntos y además le situó en el liderato provisional en la Liga española. Firmó el equipo una primera parte antipática, neutra, donde no sucedió nada, donde habitó por el lado oscuro del fútbol. Pero a este Mallorca le es suficiente con un zarpazo para variar el guión de los partidos y eso hizo tras el descanso.

Hay partidos que suelen tener alguna que otra parte sin mucha historia. Van pasando los minutos sin que se produzcan noticias, sin que haya nada que contar. Son encuentros en cámara lenta, que transcurren despacio, sin excesivo ritmo. Son rectas infinitas donde no hay coches que circulen, donde la atención es difícil de mantener. Así fueron los primeros 45 minutos. Aburridos, sosos, tediosos, previsibles.

Propuesta

La propuesta del Mallorca era la de siempre, es decir, tocar rápido y salir directo hacia la meta rival, pero el plan no funcionó. Y no funcionó porque la Real no facilitó las cosas. El equipo vasco no quería excesivos sobresaltos y taponó la salida de balón de Javi Márquez y de Pina y tampoco facilitó los movimientos de Pereira y Nsue y en consecuencia el Mallorca sufría para llegar con claridad a la meta de Bravo. Hubo un par de aproximaciones, pero no fue hasta el final del primer tiempo cuando Nsue remató de cabeza un saque de esquina que rechazó con la manos entre las piernas el portero de la Real.

Pero hasta ese momento el encuentro habitó en la penumbra, en la mediocridad. El esfuerzo físico de los futbolistas no se veía recompensado. Como ese atleta que corre y corre y no encuentra nunca la meta. Igual. La ideas no se plasmaban en jugadas y así fue muriendo el primer tiempo, entre bostezo y bostezo. La primera mitad fue un retrato en blanco y negro. Lo mejor fue el pitido que indicaba el camino de los vestuarios. Con esto está dicho todo. Tras la reanudación el panorama empezó a cambiar. Se marcharon las dudas, se diluyeron las sombras. El Mallorca le metió más velocidad, algo más de toque, una dosis mayor de intensidad...en definitiva, le metió más fútbol. Cambió de marcha. Pereira se dio cuenta que tiene más fútbol de lo que ofreció hasta el momento y se atrevió con un par de acciones individuales que dieron un poco más de chispa al equipo. A la media hora del segundo periodo siguió dando noticias. Un disparo envenenado del francés salió fuera ronzando el poste. Fue un aviso. Después llegó el gol. El Mallorca empezó a ser el Mallorca y como es un equipo capaz de cambiar de registro en un segundo, el grupo de Caparrós elaboró una acción donde intervinieron casi todos los jugadores y que finalizó con una asistencia certera de Javi Márquez rematada con maestría de cabeza por Víctor, que entró en plancha y avanzó a su equipo en el marcador. El de Algaida, junto a Pereira y a Márquez, conseguía desatascar un partido poco brillante y que tenía una máxima: el que marcaba ganaba y ganó el Mallorca. Un par de aproximaciones de la Real dieron por cerrado el encuentro, que empezó al ralentí, pero acabó con el ritimo que quiso marca el once de Caparrós.

Tiene ángel este grupo, tiene un don especial que le hace especial y dispone de la capacidad de colorear un partido gris en un abrir y cerrar de ojos. Ayer se acostó como líder de Primera. Casi nada. Que siga la fiesta.