Gonzalo Higuaín celebra su gol en el Iberostar Estadio esta temporada. | Pere Bota

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La gloria europea aguarda al Mallorca entre los muros de Chamartín. Propulsado por la fulgurante ascensión de su segunda vuelta y arropado desde las gradas por más de medio millar de seguidores, el equipo de Caparrós afronta esta tarde el festival de fin de curso soñado. Se dispone el conjunto isleño a precintar otro ejercicio y a diferencia de lo que sucedía hace un año, cuando caminaba desprotegido sobre el alambre, hoy puede permitirse el lujo de disfrutar de noventa minutos mágicos mientras persigue su último deseo. Frente un Madrid despreocupado que busca alicientes entre los libros de historia, los isleños pretenden coronar en Concha Espina un itinerario extraordinario que le permita recuperar ese rango del que fue despojado hace un par de veranos en los despachos. (Santiago Bernabéu, Canal + Liga y Gol Televisión, 20.00 horas).

Cambio de escenario

359 días después de protagonizar una de las pesadillas más aterradoras de su vida moderna, el Mallorca vuelve a competir para archivar el campeonato desde la zona más exclusiva de la clasificación. Y aunque la jornada ofrece más de doscientas posibilidades e invita a tener a mano la calculadora, el camino más corto hacia el quinto, el sexto o el séptimo asiento de la clasificación (las plazas que podrían concederle el visado para participar en la Europa League) apunta a la victoria en el domicilio del campeón. Entre otras palabras, ganar equivale a volver a los torneos continentales independientemente de lo que ocurra en otros campos; empatar o perder obliga a mirar a otros encuentros a la espera de una carambola que desemboque en un final feliz para los baleares.

Poco ha tenido que trabajar esta semana Caparrós en el plano anímico. La plantilla, que en unas semanas ha pasado de luchar por mantenerse a flote a codearse con los conjuntos más solventes de la Liga, está eufórica y cree más que nunca en sus prestaciones. Nadie renuncia a conquistar un enclave en el que sólo ha vencido el Barcelona y del que únicamente han extraído algo positivo otros dos equipos: Málaga y Valencia. La confianza y autoestima del grupo pueden con todo. Ya no hay miedo ni complejos que apartar del camino.

Para la última final de la campaña Caparrós cuenta con su ejército casi al completo y al margen de los lesionados Nunes, Ogunjimi, Nsue, Kevin y Álvaro, todo el plantel ha afilado las uñas pensando en la batalla que se escenificará junto al Paseo de la Castellana. El utrerano, que viene de firmar la mejor serie de su hoja de servicios como rojillo (cuatro triunfos seguidos ante Zaragoza, Getafe, Rayo Vallecano y Zaragoza), seguirá la línea que ha marcado desde que alcanzó la permanencia y apenas va a modificar el guión sobre el que se ha apoyado en las últimas funciones. Ya anunció ayer que las variaciones serían mínimas y que el bloque que se ha embarcado en la lucha por volver al expositor continental será el que defienda el honor bermellón en Chamartín.

Pase lo que pase, el Mallorca le pondrá el broche a un curso que se inauguró entre temblores y que acabará entre fuegos de artificio. Europa, y ahora más que nunca, se encuentra a la vuelta de la esquina. A tres puntos y noventa minutos, concretamente.