Víctor Casadesus, en una imagen de archivo. | RCE Mallorca

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Aquel veinteañero que se sacó Héctor Cúper de la chistera ha madurado. Ya no es aquel niño del filial que acudió al rescate del Mallorca en la primavera de 2005. Víctor Manuel Casadesús Castaño (S’Arenal, 28 de febrero de 1985) ya es uno de los veteranos del vestuario. De hecho, de aquella plantilla que compartió su bautismo en la nobleza un 17 de abril frente al Valencia solo quedan Iván Ramis y él. Víctor ha sabido esperar su oportunidad. No impacientarse. Reconoce que ha tenido que demostrar más que otros. No es fácil ser de la casa y triunfar. Y esa serenidad le ha permitido redactar una carrera que llama con fuerza a las puertas de la historia. El pasado domingo, ante el Villarreal, firmó su tercer doblete de su carrera que le permitió alcanzar los 6 goles en el presente curso -su mejor marca personal- y los 26 en Primera División. Solo Etoo, Arango, Güiza y Webó han marcado más goles que él con la camiseta del Mallorca en la nobleza. Vive el momento más dulce de su trayectoria con serenidad y elogia a Joaquín Caparrós, el técnico que «junto a Cúper» más confianza le ha dado. De hecho, ha disputado más partidos completos con el técnico utrerano en cuatro meses que con Gregorio Manzano en cuatro temporadas...

—Dos goles al Villarreal, seis esta temporada y 26 ya en Primera División. Está en racha.
—La verdad es que me encuentro bien. Estoy con confianza y esas ganas benefician también al equipo, que al final es lo que cuenta. Porque no sirve de nada brillar en el plano personal si el colectivo no funcional. La única meta es que el Mallorca esté bien, sume puntos y se salve cuanto antes. Eso es lo único que importa.

—Ahora ya nadie le discute en el equipo titular y además marca goles. ¿Es el momento más dulce de su carrera?
—No sé si es el mejor o no, pero que el entrenador confíe en ti, ayuda muchísimo. Es fundamental. Con confianza, las cosas salen casi sin querer. En mi caso concreto, el míster está contando conmigo prácticamente desde que llegó. Estoy jugando todo y lo estoy notando. Tengo esa confianza que quizás en algunos momentos me ha faltado.

—A pesar de que debutó en Primera hace ya siete años, su nombre siempre ha generado debate. El dardo de la crítica no ha dejado de apuntarle...
—Es cierto que ha habido opiniones para todos los gustos. Unos me han criticado mucho y otros, no tanto. Yo siempre lo he intentado hacer lo mejor que puedo, lo mejor que se. Aquí entreno a diario para mejorar, para que las cosas salgan bien. A veces salen redondas y otras, por mucho que lo intentes, no. Pero los compañeros, los entrenadores y el club están contentos conmigo. Al menos, durante casi todos estos años. ¿Que las cosas podían haber salido mucho mejor a veces? Seguramante. Pero creo que no me puedo quejar.

—En esos momentos anímicos más bajos, ¿ha llegado a dudar sobre su valía, sobre si el hecho de ser un jugador de la casa, a los que siempre se les exige más, le suponía una carga añadida para triunfar en el Mallorca?.
—Durante estos 7 años, he tenido épocas buenas y malas. Incluso me he ido cedido en dos ocasiones. He llegado a sentir que no aportaba nada porque no jugaba, porque las cosas no me salían ni en el entrenamiento o porque el entrenador no contaba conmigo pese a estar bien porque tenía que demostrar más que otros... Pero creo que he pasado bien esos baches. Me he sobrepuesto y, casi siempre, he tenido mis partidos, mis minutos, mis goles...

Ahora es un fijo para Caparrós, pero cuando llegó comenzó de nuevo de cero y pasó unos partidos en la suplencia.
—Con Laudrup no había acabado de ser titular en ningún momento y acusé esa falta de ritmo. El míster me fijó como titular en su estreno, pero no estaba en forma y fui al banquillo. Los dos goles seguidos ante Granada y Racing marcaron un punto de inflexión. Desde entonces, lo he jugado todo...

Es que al margen de los goles, ahora se le ve más participativo incluso en el juego y no tan estático arriba.
—Es que al margen de los goles, la confianza te invita a pedir el balón, recibir, aguantar, a que los compañeros te busquen... Ahora tengo esas sensaciones positivas. Cuanto no tienes esa confianza, no diré que te escondes pero no disfrutas. Un ejemplo claro de cuando tienes o no confianza es el Chori. Ha atravesado por un bache y ha sido criticado porque no estaba bien, pero Castro es nuestro Messi. Y era por una falta total de confianza. Con el apoyo total que le está dando el míster, estamos viendo al mejor Chori desde que está aquí. Nos está dando muchísimo.

-¿Joaquín Caparrós es el entrenador que más confianza le está dando?
-Creo que sí. Es verdad que Cúper, cuando me hizo debutar, confió mucho en mí. Pero tenía 20 años recién cumplidos y todo era muy diferente. Desde entonces, el que más ha depositado esa confianza en mí es Joaquín Caparrós. No diré que sea mejor ni peor que otros entrenadores porque me he llevado muy bien con todos, pero es verdad que el míster me está dando toda su confianza y es de agradecer.

-Volviendo al tema de Gonzalo Castro, es un lujo que se vaya a ir gratis...
-Es una pena que se vaya a ir y encima gratis. Ahora está muy bien y nos lo da todo. El equipo es Chori y diez más. Parece imposible que llegue a un acuerdo con el club y le van a llover ofertas de equipos grandes. Vamos a disfrutar de él mientras lo tengamos...

-Ahora que ya ha superado ese tope de los 5 goles, ¿se ha marcado alguna cifra de aquí a final de temporada?
-Es evidente que uno quiere marcar y cuantos más mejor, pero los goles a veces llegan y otras, no. Mi intención es ayudar al equipo, sea en ataque o en defensa. La gente solo ve que un delantero ha metido 2 goles, pero no es así. Hemed es una muestra. No tuvo la suerte de marcar, pero bajó a defender, se peleó, aguantó balones...Trabajo para lo que pida el entrenador y para que el equipo logre el objetivo, que es la salvación, lo antes posible.

-Hace casi siete años, con apenas 20, Héctor Cúper le dio la oportunidad de estrenarse en Primera. El domingo cumplirá su partido 150. ¿Qué recuerda de aquella primera campaña?
-No sé si calificarla como la temporada más bonita, pero si la que mejores recuerdos me trae porque supuso mi debut. Viví un partido increíble contra el Betis en la última jornada con un estadio lleno y fue como un sueño cumplido. Gracias a esos siete partidos tuve la oportunidad de formar parte de la primera plantilla.

-Al año siguiente, el primer relevo en el banquillo (Manzano por Cúper) le perjudicó.
-Ese año no comencé porque me lesioné en la pretemporada y estuve seis o siete partidos sin jugar. Me costó recuperarme en un equipo que estaba muy mal. La primera vuelta fue floja, Cúper se marchó y llegó Manzano, un cambio que no me benefició porque jugué poco. Ese año me sirvió para aprender.

-En la temporada 2006-07, pese a intervenir en los 38 partidos, apenas fue titular.
-Es cierto. Participé en todos los encuentros, pero en muchos entré para perder tiempo. Contaba, pero no tenía la confianza plena de Manzano.

-Y después llegaron sus cesiones a la Real Sociedad, medio año, y al Nàstic de Tarragona en la siguiente campaña.
-Fue la temporada de Güiza, que con sus goles está todo dicho. La cesión a la Real Sociedad, entonces en Segunda, me vino muy bien. Fue dar un paso atrás para luego dar dos pasos adelante. Me benefició mucho ese medio año en San Sebastián y la temporada siguiente en Tarragona. Metí 21 goles (6 con la Real y 15 con el Nàstic) que me sirvieron para coger confianza.

-En el verano de 2009 estuvo a un paso de irse porque Manzano seguía en el banquillo. Sin embargo, cambió todo y firmó un contrato de cinco temporadas.
-Es cierto que tuve buenas ofertas, sobre todo la del Zaragoza de Marcelino, que me reclamó por teléfono muchas veces. Me llegué a plantear seriamente mi salida porque solo me quedaba un año de contrato y volvía con el mismo entrenador que me había descartado... Al final el club me demostró su confianza al renovar por 5 años y Manzano dijo que contaba conmigo. Aduriz fue fijo y Webó y yo nos alternamos. Me quedé conforme.

-Tampoco con Laudrup gozó de plena confianza y ahora, con Caparrós, vuelve a sonreir.
-El primero con Laudrup no fue un buen año. Me quedé dos jornadas seguidas sin convocar que me empujar a meditar su futuro. De hecho, varias veces me he planteado mi salida aunque mi intención siempre ha sido jugar aquí. Después llegó una lesión de pubis que lo estropeó. Ahora, con Joaquín Caparrós, tengo una gran confianza. Me sitúa como punta, como delantero centro, y todo está rodando a la perfección. Espero que dure.