Los jugadores del Mallorca lanzan una falta ante el Zaragoza, en un partido de la temporada pasada. | Monserrat

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5

Real Zaragoza Zaragoza 0

R.C.D. Mallorca Mallorca 1

Primera División | Jornada 16 | 11/12/2011 18:00 | Final

El Mallorca desafía a un rival directo en territorio hostil. Así de claro. Así de real. A un rival directo porque el Zaragoza en estos momentos es colista de Primera y en un territorio poco agradecido, porque de un tiempo a esta parte al equipo balear le cuesta horrores ganar en La Romareda. Hoy isleños y aragoneses se medirán a las seis de la tarde en un encuentro dramático para el cuadro local y que puede marcar el camino a seguir para la escuadra de Caparrós. El Zaragoza es el peor de la Liga, sus números sencillamente sonrojan, mientras que el Mallorca apunta a mejor, tiene mejor pinta, es una novia arreglada y coqueta, mientras que el conjunto aragonés tiene granos por todas partes. A nivel institucional los dos equipos están en concurso, pero es el Zaragoza quien peor se ha adaptado a esta situación, pese a que inicialmente tenía mucho más fortaleza económica para poder fichar en el mercado de verano. Sin embargo, es el conjunto de Son Moix el equipo que mejor ha sabido adaptarse a su nueva vida, mejor dentro de un puñado de alti bajos, que hicieron al equipo salvarse de la quema a Segunda la pasada temporada gracias a la victoria del Valencia en Riazor. Este año no resulta tampoco sencillo sacar el proyecto adelante, pero ahora al menos el once de Caparrós encadena cuatro partidos sin perder. Ya es algo. Además su autoestima ha ido en aumento desde que fue a jugar un ‘marrón' en Granada y lo resolvió con brillantez. El empate con el que finiquitó el partido en Los Cármenes esta misma semana hace que los baleares continúen creyendo en que con mucho esfuerzo y tesón este equipo puede sacar partidos adelante y más ante rivales que no son ni de lejos mejores que el Mallorca. No obstante, no hay que olvidar que en todo 2011 el Mallorca sólo ha sido capaz de ganar una vez fuera de casa, y fue la pasada temporada ante el Espanyol. Desde entonces, la nada, el abismo, el agujero negro. Hoy es un buen momento para romper la estadística y existen varios puntos que invitan al optimismo.

Buenas salidas

El técnico de Utrera ha encontrado a jugadores capaces de sacar partidos adelante de una manera u otra. Marcan Víctor y Hemed y por ahí se asoman de vez en cuando Castro y recientemente Álvaro. Con todo el grupo ya sabe que puede marcar goles, aunque sea de penalti, y que sólo hay que intentarlo con fe. Con más fe. Futbolísticamente el equipo está bien trabajado, pero siempre le ha faltado creer en sus posibilidades y todo parece indicar que el empeño de Caparrós en este concepto empieza a dar sus frutos.

En un equipo con la moral tan baja como el balear, hacía falta un vendaval de fuerza, garra y tesón y eso es principalmente lo que ha aportado Joaquín Caparrós y su equipo. El trabajo de Son Bibiloni está dando sus frutos, pero es en partidos como el de hoy donde se marcan las diferencias. Y se marcan porque la ansiedad será casi igual para los dos, aunque más para el equipo local. La presión también estará a la par, igual que el miedo a perder y las consecuencias que ello conllevaría tanto para Zaragoza como para Mallorca.

Pero hoy por hoy los baleares crecen más rápido que su rival. Crecen en defensa con la solvencia de Chico y Ramis; crece el centro del campo, aunque ahí también las dudas prolongan su estancia, dudas como el rendimiento de Emilio o la relativa aportación de Pereira, que está en muchos sitios, pero también se le echa en falta en muchos minutos y sobre todo crece en la delantera. Al menos si hay un penalti previsiblemente marcará Hemed y no es descartable que incluso Víctor pueda dar la campanada en una acción de juego colectivo. Precisamente ahí es donde más problemas sigue teniendo el equipo, en la elaboración y creación, en la invención y traslado del balón. El centro del campo necesita de un inventor de ideas. Tiene a su ‘jefe' en la figura de Martí, incluso a dos buenos gregarios como son Tissone y Pina, pero siempre da la sensación de que falta algo. La grada de Son Moix se acostumbró a vivir con Igabaza, Borja Valero y Jurado y de un tiempo a esta parte se echa en falta un hombre que vea el fútbol más allá del segundo en que recibe la pelota. Ese hombre no está y de ahí que llegar con criterio sea tan difícil, pese al esfuerzo que lleva a cabo todo el grupo.

Leve mejoría

A medida que pasan las jornadas el tratado de intenciones del Mallorca mejora, mientras que el del rival empeora por momentos. Hay que remontarse hasta la jornada ocho para localizar la última victoria del equipo maño esta temporada, fue por dos goles a cero frente a la Real Sociedad. De un tiempo a esta parte un miserable empate y un sinfín de derrotas que le convierten en un rival endeble, que no cree en nada, que apenas tiene esperanza y que se ve tan cerca del precipicio que sólo queda rezar para poder agarrarse a una rama que sobresalga del acantilado. Eso ocurría mucho en los dibujos animados, donde el gato nunca cazaba al ratón o donde el correcaminos jamás se dejaba cazar por el coyote. Pero en la vida real y más en fútbol casi nunca hay ramas a las que agarrarse y menos cuando las esperanzas van desvaneciéndose y el pesimismo se apodera de la hinchada y del vestuario. Sigues esperando una reacción, sigues pensando que la semana que viene todo cambiará, pero nada cambia, te siguen dando la mejilla cuando esperas los labios y vuelves a confiar en que mañana las cosas irán mejor. Hasta que te cansas y abandonas. El Zaragoza no ha llegado a ese punto, pero ha recibido un golpe tras otro y ahora espera al Mallorca con los brazos abiertos, consciente de que es un partido para cambiar la tendencia, un partido para ilusionarse, una «final» anticipada. ¿Sabrá dominar la situación el Mallorca? La final la juegan ellos, los de Caparrós juegan un partido de Liga importante. Ahí está la gran diferencia y eso es mucha diferencia.