El entrenador del Racing de Santander, Hector Cuper. | Jose Manuel Vidal

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Héctor Cúper y la maldición del colista, contra la inestabilidad Mallorca. El conjunto de Caparrós, pendiente todavía de la resolución de su cruce ante el Granada para saber el camino que toma en la clasificación, empezará a prepararse a partir de hoy para su próximo examen, todo un reencuentro con el pasado que pondrá a prueba la solidez del equipo balear tras casi uin tercio de campeonato de Liga.

El Mallorca, que se asoma al partido con la obligación de sumar la primera victoria de la era post-Laudrup (a falta de computar su visita a Los Cármenes acumula seis jornadas sin alzar los brazos), va a encontrarse otra vez de frente con una porción notable de su historia. Héctor Cúper, el técnico que empezó a escribir las páginas más brillantes de la biografía del club, regresa por primera vez a Son Moix desde que abandonó el banquillo bermellón en febrero de 2006.

El preparador de Chabas ya coincidió con el Mallorca sobre un mismo terreno de juego en febrero de 2007, pero fue sobre el escenario del Benito Villamarín. Su Betis golpeó entonces con dureza al cuadro isleño gracias a los tantos de Xisco, Sobis y Edu (3-0), aunque no pudo completar la obra y fue destituído antes de que los verdiblancos devolvieron la visita al Camí dels Reis.

Recuerdos

Para dar con la última comparecencia de Cúper en Palma como entrenador visitante hay que retroceder más de una década. Concretamente, hasta febrero de 2001. Lo hacía al frente de que aquel Valencia que caería meses más tarde ante el Bayern en la final de la Liga de Campeones y acababa firmando las tablas contra el Mallorca de Luis Aragonés después de que Albert Luque, sobre el límite, abrochase el marcador (2-2). La otra visita, también al mando de la escuadra che, se produjo en noviembre de 1999. Y en aquella ocasión volvió a tropezar, esta vez ante el equipo dirigido Fernando Vázquez, que llevó la cita a su terreno con una diana de Diego Tristán (1-0). Así, Cúper buscará el domingo su primera victoria en el Iberostar para sacar a flote al Racing.
La otra gran prueba que afronta el Mallorca este fin de semana es precisamente esa, crecer a costa de un equipo enfrascado en el vagón de cola de la clasificación.
Los cántabros, deprimidos a nivel deportivo e institucional, encajaron el lunes una nueva derrota en El Sardinero ante el Málaga y tocaron fondo en la tabla. Su delicado estado de salud convierte el desplazamiento a Palma en toda una final y aunque el Mallorca parece superior a pesar de la crisis de resultados por la que atraviesa, los racinguistas querrán aprovechar las dudas que genera su próximo anfritión ante oponentes en apuros.
Maleficio
El maleficio del farolillo rojo se ceba con el Mallorca desde hace unas temporadas y supone una gran amenaza en este punto de la competición. Hace dos temporadas dobló la rodilla en Chapín ante un Xerez en plena caída libre (2-1) y el curso anterior, sin ir más lejos, repitió fracaso ante Zaragoza (2-1) o Almería (3-1). Durante el ejercicio actual no se ha entrometido en el camino de muchos equipos con el agua al cuello, aunque el Sporting, que se presentaba en la capital balear justo después de conquistar su primera victoria, le pasó por encima a final de octubre para moldear la derrota más dolorosa que presenta hasta ahora Joaquín Caparrós en su su tarjeta como mallorquinista.
La vuelta de Cúper y la maldición del colista. Dos objetivos para un Mallorca que no puede permitirse seguir recortando su crédito.