El jugador francés del Mallorca, Michel Pereira. | Monserrat

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Michael Pereira no se siente a gusto en el Mallorca. El centrocampista francés, molesto por la falta de minutos que le ofrece últimamente Joaquín Caparrós, estiró ayer el camino que empezó a asfaltar hace unas semanas su representante y expuso todo su malestar sobre la tribuna de oradores. El galo espera que de aquí a la apertura del mercado invernal su situación mejore y, en caso contrario, confía en que la dirección deportiva le ayude a abrir la puerta de Son Moix. «Yo sólo quiero jugar y si el club no cuenta conmigo mi idea es que me faciliten la salida», avisa con firmeza.


Pereira se ha encontrado esta temporada con un amanecer particularmente nublado. Después de cerrar el ejercicio de su bautismo con una sensación extraña (cuajó una primera vuelta excelente y su rendimiento, como el del resto del equipo, se desplomó después), el galo encaraba el nuevo curso con el deseo de convertirse en una de las columnas del vestuario. Sin embargo, una lesión de rodilla le sorprendió durante el epílogo del stage en Holanda y le ha obligado a destapar la campaña a remolque, con el viento en contra. Su hoja de servicios proyecta poco más de doscientos minutos repartidos en cinco encuentros y considera que merece algo más. «Podría decir que estoy bien, pero no lo estoy», comenta al respecto. «En este tiempo de campeonato he jugado muy poco y en el último mes apenas he tenido minutos, así que no puedo decir que me encuentre cómodo. Estoy mal porque no juego, pero soy un profesional y tengo que seguir trabajando hasta que el míster lo considere oportuno», matiza.


A la espera


El jugador, en cualquier caso, asegura a la vez que no pierde la esperanza de que el escenario se transforme para acabar triunfando vestido de rojo. «No me gustaría marcharme», apunta en esa línea. «Quiero jugar y si puedo hacerlo aquí sería el más feliz de todos». Además, justifica su postura en un acto de inconformismo que considera poco habitual. «Personalmente, no quiero engañar a nadie. Hay jugadores que tienen tres años más de contrato como yo y que se quedan, cobran y se callan. De momento, me queda tiempo para demostrar que puedo jugar aquí y cuando llegue el mercado de invierno ya hablaremos. Confío en mí y respeto las decisiones del entrenador. Y para demostrarlo trabajaré al cien por cien cada día que esté aquí».


La mecha del caso Pereira la prendió el agente del futbolista, Nikola Franco, hace tan solo unas semanas. Aireó su indignación por la falta de oportunidades que le está concediendo Caparrós y denunció que su representado no recibe el mismo trato que otros futbolistas de la plantilla. Franco viajó también a la Isla coincidiendo con el último partido del Mallorca en casa (ante el Sevilla) y se reunió con Llorenç Serra Ferrer para trasladarle personalmente sus quejas. Y en esa dirección, Pereira se siente protegido. «Estoy de acuerdo con lo que ha dicho mi representante. Él defiende mis intereses y lo único que quería era saber si yo entraba en el proyecto porque no tengo protagonismo en el equipo. Hemos tenido una respuesta y a ver cómo va el asunto hasta enero. Como jugador, cuando recibes llamadas o mensajes de otros clubes, es muy difícil entrar cada día en casa frustrado y no saber por qué. Llegó un momento en el que teníamos que hablar y lo hicimos, nada más», concluía el centrocampista.


Pereira tratará de cerrar el 2011 con una sonrisa dibujada en el rostro aunque está por ver cómo le afectan a partir de ahora sus declaraciones. Hace unas semanas Caparrós ya se encargó de quitarle hierro a las palabras de su representante, pero ahora va a encontrarse con una situación muy diferente...