El delantero israelí del RCD Mallorca, Tomer Hemed (i), lucha por el balón ante el defensa del Valencia CF, Jordi Alba. | Montserrat T. Diez

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Mallorca 1 - 1 Valencia

Mallorca: Aouate; Zuiverloon (Cendrós, min. 46), Chico, Ramis, Bigas; Pereira, Martí, Pina (Tejera, min. 68) Castro; Víctor (Alfaro, min. 76) y Hemed.

Valencia: Guaita; Bruno, Rami, Víctor Ruiz, Jordi Alba; Pablo, Parejo (Topal, min. 77) Canales, Albelda, Piatti (Feghouli, min. 62); Soldado (Aduriz, min. 82).

Goles: 0-1, min. 39: Rami empuja el balón a la red tras una salida en falso de Aouate a la salida de un corner; 1-1, min. 90: Hemed, de penalti por manos de Topal en el aérea.

Àrbitro: Paradas Romero (comité andaluz). Amonestó a Martí, Chico, Bigas, Albelda, Feghouli, Topal. Al finalizar el partido enseñó tarjeta roja a Bruno del Valencia, cuando se dirigía a los vestuarios.

El Mallorca mantiene sus vicios adquiridos. Con Laudrup, con Nadal o con Caparrós. Da igual. El estreno del utrerano en el banquillo no sirvió para alterar las pulsaciones ni para ocultar el principal lastre de este equipo, que tiembla cada vez que el rival dispone de una acción a balón parado. El grupo balear, que no se mostró ni mejor ni peor que en relación a la era Laudrup -porque, entre otras cosas, tiene los mismos jugadores- volvió a desangrarse por el corazón del área -encajó su quinto gol a balón parado- y de nuevo encontró petróleo desde los once metros. Un calco de la película rodada en Pamplona hace dos semanas. Una mano involuntaria de Topal en el descuento desembocó en el tercer gol consecutivo de penalti anotado por Hemed. El punto castigó la racanería del Valencia, premió la insistencia isleña en el segundo acto y se convirtió en el mejor regalo posible para Joaquín Caparrós en su 56 aniversario (1-1).

La génesis del sevillano arrancó con un precepto obligado: no perder. El Mallorca arrancó la función replegado en su terreno, con las líneas juntas y protegiendo a Aouate. Agazapado atrás, le entregó el campo y el balón al Valencia, que se sintió cómodo ante la cortesía de su rival.

El bloque de Emery encontró una autopista en el carril de Pedro Bigas y lo explotó al máximo. Bruno y Pablo encontraron el camino más corto para crear peligro, aunque las ocasiones más claras llegaron, cómo no, en las acciones a balón parado. Y eso que Castro se empleó como nunca en tareas defensivas...

Apenas había transcurrido un minuto de juego cuando Rami ya avisó de su poderío aéreo. El internacional francés, un central llamado a marcar una época, lo volvió a intentar a la media hora. Y, a la tercera, no perdonó. Otro córner mal defendido, un remate de Víctor Ruiz, un rechace de Zui sobre la línea y Rami empuja a la red para el 0-1.

El Mallorca no había hecho nada hasta el descanso. Excepto a balón parado y tras un slalom de Pereira, se dedicó a achicar agua.

La bronca de Caparrós surtió efecto porque el Mallorca compareció con otra cara. Más enchufado. Con ganas y con una marcha más. Ante la falta de un repartidos de cartas, de alguien que creara fútbol, el bloque balear lo rifó todo a las cabalgadas de Pereira y Castro y a los diálogos entre Víctor y Hemed. El israelí, muy activo, lo intentó con un par de remates de cabeza que no encontraron puerte.

Mientras tanto, el Valencia seguía jugando con fuego. Con una falta de ambición alarmante, se dedicó a conservar el choque. Canales, Soldado y Piatti no aportaron nada y solo Rami, a balón parado, generaba peligro.

Pero el Mallorca no se rindió. Caparrós metió a Alfaro y Tejera en la area y el equipo apretó a base de córners. El gol llegó en una jugada de patio de colegio. Tras una serie de rechaces, el balón golpeó en la mano de Topal y Paradas Romero señaló el punto de cal. Hemed no perdonó y rescató un punto de apoyo para abrir la era Caparrós.