Aficionados del Real Mallorca, en la grada de Son Moix. El sábado volverán a tener la palabra. | JOAN LLADO

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La Federació de Penyes del Real Mallorca no se rinde. Ni las presiones recibidas desde el propio club 'invitándoles' a bajar la presión respecto a su petición de dimisión del consejero Biel Cerdà, ni tampoco el hecho de que dicho accionista se niegue a marcharse por su propia iniciativa, hacen que Rafael Martorell, junto a las más de 50 peñas que representa, den un paso atrás y cesen en su empeño de exigir al club la marcha inmediata de uno de los hombres de confianza de Serra. Así se lo reiteró ayer Rafel Martorell, presidente de la Federació, a Jaume Cladera, que trató de instar al presidente de las peñas de que este sábado eviten en la medida de lo posible, manifestaciones que puedan desviar la atención de lo puramente deportivo.

Sin embargo, las peñas han movido ficha y tal y como anunció el propio Martorell el pasado 2 de octubre en una entrevista concedida a este periódico, la primera medida que se aplicará será la de paralizar todas las actividades en las que toma parte directa la Federació de Peñas y que sirven fundamentalmente para animar a la hinchada a que asista al estadio de Son Moix para presenciar los partidos del Mallorca.

Medidas

A través de las redes sociales, que es el lugar de unión de una gran masa de los peñistas, y a última hora de la noche con un comunicado oficial, se indicaba esta medida extraordinaria que tomará la Federació hasta que Cerdà no decida marcharse del Mallorca. «Despues de la reunion mantenida entre Rafel Martorell presidente de la penya de Calvia y presidente de la Federació de Penyes mallorquinistas y el Presidente del Real Mallorca Jaime Cladera, la conclusion es que Biel Cerda no se va ni con agua caliente!, que tiene mas cara que espalda y por tanto la Federacio paraliza provisionalmente las actividades que estaban programadas», reza uno de los mensajes publicados en la red social 'Facebook'». Y es que los peñistas no quieren dar sensación de debilidad ni tampoco ofrecer la imagen de estar «vendidos» al club y aceptar todas las condiciones que pretenden imponerles para que cesen en su empeño de pedir la dimisión de Cerdà.

La situación

El escenario en este momento es claro: el consejero no se va porque no quiere dimitir; Serra Ferrer no se atreve a echarlo y tampoco ha expresado su voluntad de hacerlo y los aficionados siguen en pie de guerra por la pérdida de imagen que ha ocasionado la actitud del consejero, sobre todo, con la ilusión que generó con el proyecto del Sitjar y que con el paso del tiempo ha dejado la credibilidad del club en entredicho.

Fundamentalmente ha sido el proyecto del Sitjar el que más ha enrabietado a la afición, que tampoco olvida su intención de modificar el escudo y cambiar la mascota. Además, el trato que ha dispensado a ciertos empleados del Mallorca, también ha sido motivo de censura por parte de los miembros de la Federació de Penyes. Por estos motivos Martorell y su junta han manifestado su deseo de que Cerdà se marche y lo han hecho tanto en público como también en privado. Hasta en cuatro ocasiones el presidente de la Federació se ha reunido con diferentes miembros del consejo de administración del club y la respuesta que ha recibido siempre ha sido la misma: «Cerdà no se quiere ir», le manifiestan.

El futuro

Ahora resta por conocer qué ocurrirá a partir del sábado, cómo reaccionarán las peñas y los aficionados y si el club atenderá a la petición de los seguidores y tarde o temprano cederá a las pretensiones de los aficionados.

En el seno del club, se están quedando sin argumentos para defender al consejero y Serra evita pronunciarse públicamente respecto a lo que piensa y a las acciones que tiene previsto llevar a cabo. En principio, la salida de Cerdà debía tratarse el pasado lunes en el consejo de administración que estaba previsto se celebrase por la tarde, pero que fue suspendido horas después por los administradores concursales.