PALMA DEPORTES PRIMER ENTRENO DE JOAQUIN CAPARROS CON EL MALLORCA FOTO JOAN TORRES

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Joaquín Caparrós no tardó nada en exponer su decálogo sobre el césped de Son Bibiloni en su primer día de trabajo con los que ya son sus nuevos futbolistas. Intensidad en todos los ejercicios, toque rápido de balón, rapidez en las acciones y concentración máxima. No se le escapa un gesto, un mal pase, una acción incorrecta. El andaluz siempre está ahí unas veces para animar y otras para corregir, pero también para dar más de un toque de atención, como el que le dio a Pina en un rondo: «No me basta con que haga sombra, hay que ir a por el balón», le dijo al centrocampista. Y es que aguantar dos horas al máximo nivel en un entrenamiento, no es fácil, por eso Joaquín tiene depositada una confianza máxima en su segundo entrenador, Luci Martín. De hecho, su ayudante es realmente quien lleva el peso de la organización del trabajo de campo, es la voz autorizada, el que marca lo que se va a hacer y cómo se va a hacer.

No hay tregua

Después entra en acción Caparrós y ahí no hay tregua. Siempre metidos, siempre rápido, siempre atentos. Su filosofía es clara una vez comprobado cómo trabaja el de Utrera: se juega como se entrena y se entrena al 120%. No hay otro secreto. Su libro de estilo, a nivel de trabajo específico, también tiene sus particularidades. De hecho es casi imposible encontrar dos técnicos iguales y si bien el fin siempre es el mismo: entrenar para alcanzar la máxima perfección, cada profesional introduce su propia teoría y aplica su filosofía. Ayer, tras los primeros minutos de calentamiento trotando en grupo y después de unos ejercicios con los dos preparadores físiscos, Joaquín dio protagonismo al balón y se metió de lleno en cada acción que no le gustó o que pensaba se podía corregir. Rondos en espacios muy reducidos para que el toque de balón tenga mucho protagonismo, partidillos múltiples también en una zona pequeña para que los jugadores tocaran rápido y un partidillo que interrumpió las veces que creó oportunas para dar indicaciones, marcaron una seguna parte del entrenamiento marcada por la intensidad y el rimo. Las alta temperatura, unida al desgaste, motivó que en varias ocasiones se interrumpiera el trabajo para que los jugadores pudieran hidratarse. Por la tarde hubo una nueva sesión de trabajo, también intensa y donde Joaquín siguió conociendo a los futbolitas. Apoyado por el preparador físico, Pep Alomar y por Miquel Àngel Nadal, Caparrós fue resolviendo las dudas que surgieron durante la sesión. Sin embargo, el de Utrera demostró tener un alto conocimiento de los futbolistas y estar bien informado del grupo del cual él ya es el jefe.