De izquierda a derecha: Jaume Serra -hijo del vicepresidente del Mallorca-, Biel Cerdà, Serra Ferrer, Jaume Cladera, Miquel Coca, Fernando Martos y Pedro Terrasa, en una imagen captada la pasada temporada en la tribuna de El Madrigal. | HEINO KALLIS

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La guerra en el Mallorca ya es total, global y como todo enfrentamiento cuerpo a cuerpo, agresiva. Y aunque sus consecuencias resultan imprevisibles, lo cierto es que no habrá ganadores y sí un perdedor: el club. En el diario de la batalla, ayer se escenificó una jornada clave en la que todos los bandos se posicionaron en las trincheras. Serra Ferrer mandó a sus fieles, Miquel Coca y Biel Cerdà, a dar el primer paso... y no fallaron. Y por la tarde, las peñas pidieron la dimisión del propio Cerdà y censuraron gran parte de la gestión del máximo accionista.

Poco antes de eso caía una tormenta sobre Ciutat, pero desde primera hora de la mañana el mallorquinismo sufría un ciclón histórico. A 24 horas de un partido -lo que refleja la poca visión de lo que es un club de fútbol para Coca y Cerdà- dos de los consejeros adoctrinados por el vicepresidente lanzaron sus balas contra el director general del club, Pedro Terrasa. Le acusaron de filtrador, de provocar tsunamis mediáticos y de no dar la cara, además de pedir su dimisión. Entre otras cosas, aseguraron que ellos están en el Mallorca, pero que no quieren al club (¿?), «el único que ama al Mallorca es Serra». Eso es hablar bien del jefe.

Tras el nuevo esperpento que Cerdà y Coca protagonizaron en Cort, -se presentaron sin avales para el nuevo Sitjar- ambos se comieron los micrófonos para recordar que el pobler es el bueno de la película y Laudrup, Terrasa y el resto del mundo, los malos. «Yo no voy a los medios por detrás -dijo Coca- intoxicando y diciendo esto o aquello otro. O damos la cara o no jugamos. Una de las soluciones -de esta crisis- es que él [Terrasa] se marche, o que nos marchemos nosotros, que es otra solución».

Cerdà, que está teniendo una semana muy difícil, -ayer las peñas pidieron su dimisión- también se animó. Es lo que tienen las trincheras. Al principio uno va con cierto temor, pero pega dos tiros y se va creciendo, se va gustando. «Desde que este señor [Terrasa] -parecía un pecado nombrarle- ha tomado la dirección general, esto es un maremágnum de dramas continuos. Es la desestabilización total, hay gente dentro del consejo que tiene intereses contra mí y he recibido descalificaciones continuas. Desde su posición en la dirección general, desde ese puesto, se están produciendo un serie de filtraciones que hacen mucho daño al Mallorca, a las personas y a Serra Ferrer», dijo el hombre encargado de salvar la economía de Palma con su faraónico proyecto del Sitjar.

Coca censuró también la información que ayer publicaba Ultima Hora, desgranando el papel que juega cada consejero en la planta noble del club. «Parece que todos somos tontos porque nos limitamos a obedecer al señor Serra o tenemos un criterio erróneo. Mientras tanto, él [Terrasa] -seguían sin nombrarle- aparece como el salvador del Mallorca y el que lo soluciona todo». Coca olvida que Terrasa fue clave en la resolución del conflicto con Webó -Serra fue incapaz de solucionarlo y desatascó el problema con Laudrup, ya que el vicepresidente nunca tuvo coraje de reunirse con él para hablarle cara a cara. Coca es fiel a Serra, sigue su doctrina al pie de la letra, igual que Cerdà. «Llorenç Serra es quien ha elegido a todos los que estamos aquí [en el Mallorca], ni Cerdà ni yo nos hubiéramos metido en el club y el director general, igual. Y que con el tiempo, que alguien que ha sido elegido por él le traicione, es algo que me indigna. A cierta edad hay que vestirse como Dios manda», explicó el abogado. «El único que ama al Mallorca de todos los que estamos aquí es Serra, los demás estamos provisionalmente, profesionalmente. Él arriesga dinero, salud y su prestigio profesional», insistió Coca.

Para el secretario del consejo, es imperdonable que Pedro Terrasa haya alabado a Michael Laudrup y eso no ayuda en ningún momento a restar en el papel de 'malo de la película' que ha jugado el vicepresidente en el conflicto con el danés. En la reunión del consejo del lunes la guerra pasará de las trincheras al cuerpo a cuerpo, aunque hay dos bandos bien diferenciados. Por una parte, Serra, Cerdà y Coca y previsiblemente Claassen, aunque habrá que ponerle al día. Por la otra se situarán Terrasa y Fernando Martos, el representante de la familia Nadal. La gran incógnita es saber por quién se decantará el presidente Jaume Cladera, que ayer ya no acudió a Cort con Coca y Cerdà, hastiado de hacer el ridículo en el asunto del nuevo Lluís Sitjar.