Michael Laudrup, durante la entrevista. | Jaume Morey

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Su rostro delata cansancio, hastío por la situación y sus palabras salen a cuentagotas cuando se le menciona su affaire con el director deportivo, con el que no mantiene ninguna relación. Prefiere morderse la lengua que decir lo que piensa porque sabe que si lo hace, volverá a liarla. Y no quiere que le acusen de «desestabilizar» al club. El poso de la entrevista deja unos silencios más que significativos de un Michael Laudrup (Frederiksberg, Dinamarca, 1964) que se ha apoyado en los jugadores y sus colaboradores para concentrarse en su trabajo y pasar de elementos externos al vestuario. Su discurso es realista. Exigirá a los jugadores según «el potencial de cada uno», afirma que la mayoría de los fichajes tienen «poca experiencia» y subraya que en el fútbol «no hay milagros». Sobre el interés del club en Joaquín Caparrós, prefiere no opinar...

-¿Cómo está Michael Laudrup después de todo lo que está sucediendo?
-Ya expliqué todo lo que pasó y por qué. Ya dije que ahora hay que pensar en el equipo, que es lo más importante.

-Lo que resulta obvio es que no es fácil trabajar en estas condiciones de tensión.
-Insisto que para mí lo más importante, como entrenador, es el equipo, son los jugadores. Y en este sentido el clima es muy bueno, como siempre desde que llegué aquí hace 14 meses. Esto es lo más importante. Por encima de ganar o perder un partido, lo principal es que el grupo trabaje cohesionado. El año pasado hubo momentos buenos y malos, pero nos apoyamos todos. Lo que no se puede hacer nunca es salirse de esa manera de comportarse. El trabajo sigue por el mismo camino que trazamos cuando llegamos. En este sentido no ha cambiado nada.

-¿Le está suponiendo un desgaste a nivel personal toda esta situación?
-Obviamente, durante una semana he sido yo uno de los protagonistas, con todo lo que ello conlleva. Ya dije en mi última rueda de prensa que los protagonistas de este deporte deben ser los futbolistas. Hay gente que se creen que son ellos lo más importante, pero no es así. Son los jugadores porque si no hay futbolistas, no hay fútbol.

-¿Qué pasó durante el fin de semana posterior a sus explosivas declaraciones? ¿Dónde estuvo, pensó de verdad en presentar la dimisión?
-A lo único que me remito es a los hechos. Si estoy aquí... es porque no me fui. ¿Qué pasó? Tuvimos dos días libres y me fui a Dinamarca a ver a mis hijos. Es normal que en una situación de tormenta uno reflexione sobre cómo está la situación. Pero ya regresé y ahora solo voy a hablar de los jugadores y del equipo. ¿Dimitir? Los hechos dicen que estoy aquí...

-Los entrenadores siempre dependen de los resultados, pero en su caso el peligro es aún mayor por la inexistente relación que mantiene con el máximo accionista y director deportivo ¿Cree que su posición ha quedado debilitada después de la famosa rueda de prensa?
-Pues no lo sé, la verdad. Con los jugadores existe una relación fenomenal, he hablado con el presidente y me dice que todo el mundo me apoya... Hay que creerse a la gente, pero luego, si uno piensa diferente, pues nada. Antes de ir a Sevilla ya dije que no iba a hablar más de lo que hace o lo que dice el director deportivo.


-Hablando del director deportivo, estuvo en Sevilla pero no tuvo ningún contacto con la expedición. ¿Cuál es su valoración?
-Prefiero que opinen otros. No es que no tenga opinión, pero si digo lo que pienso, estaremos otra vez en lo mismo y no quiero. La única manera que existe para que los jugadores sean los protagonistas, es que se hable más de fútbol que de otras cosas. Tengo mi opinión, pero prefiero reservarmela.

-Al margen de todo esto, ¿cómo se encuentra anímicamente?
-Pese a todo, yo me siento bien. Vengo aquí a entrenar, estoy con unos buenos profesionales y el ambiente es perfecto, óptimo. Y eso es lo más importante.

-¿Le da más importancia a estar bien con sus jugadores que con el director deportivo?
-No es llevarse bien o no. Nosotros estamos aquí para trabajar. Esta armonía ha funcionado muy bien, incluso en los malos momentos que vivimos la pasada temporada. Por encima de ser futbolistas, periodistas o entrenadores somos personas. Y hay unos valores que no se pueden perder. Eso es lo que queda el día que lo dejas.

-Después de esa «rajada», en algunos círculos se intentaron utilizar sus palabras como un menosprecio hacia su plantilla.
-Fue una manera para intentar desviar la atención, pero duró muy poco, apenas un día.

-¿Cuál fue la reacción de los jugadores? ¿Qué vestuario se encontró después de esas declaraciones?
-Hablé el viernes en rueda de prensa y nos reencontramos el lunes por la tarde. Los jugadores se sorprendieron porque ellos jamás se sintieron menospreciados. Ni le dieron importancia. O sea con la directiva, bien; con los jugadores, bien...

-¿Parece que se lleva bien con todos los empleados y ejecutivos del club excepto con uno...?
-No quiero decir nada porque sería otra vez volver a hablar del director deportivo y no quiero entrar en eso. No quiero que nadie me pueda acusar de desestabilizar al grupo. Siempre he sido persona de equipo y a veces pienso más en los demás que en mí mismo. No quiero que nadie me diga que pienso más en mi interés personal que en el del grupo. Hay momentos para todo. El día de la rueda de prensa se juntó una situación que se arrastraba desde hacía meses y que culminó como todos sabemos, con un fin de semana sin fútbol.

-En Dinamarca se preguntaron qué le hecho para reaccionar de esa forma tan inusual.
-Es que desde 1981, cuando empecé, apenas he explotado dos o tres veces en treinta años... pero insisto que no quiero hablar más de estas declaraciones.

-Han transcurrido dos jornadas de Liga y al equipo se le han visto cosas buenas y menos buenas...
-Sí, es cierto. Esos partidos nos han dejado ver lo que tenemos y lo que nos falta.

-También es cierto que ante el Espanyol estaban De Guzman que ya se ha ido, y Martí en el doble pivote; y frente al Betis jugaron Joao-Pina...
-Efectivamente, con todo lo que ello conlleva. Y yo creo muchísimo en ellos. Ya dije la pasada temporada que Pina, incluso cuando el equipo entró en un bache, él iba progresando. Yo creo muchísimo en él. Estoy contento, pero son dos jugadores que llevan muy poco. Hay cosas que se pueden exigir y otras que no. No es una crítica, es para ayudar a esos jugadores. No puedo exigirle el primer día a Pina y Joao cojan el mando en el centro del campo y toquen, como tampoco puedo exigirle a Tomer (por Hemed) que es el único delantero, que marque 12 goles. Si llega esa cifra, le doy un abrazo y le digo: «has estado fantástico, menos mal que me he equivocado...». Eso es todo lo contrario a una crítica... me parece a mí.

-¿Qué nivel de influencia tuvo usted en la confección de la actual plantilla en cuanto a altas, bajas, posiciones a reforzar...? Porque dicen que los jugadores que no siguieron es porque usted no los quería. Parece que todo lo malo es de Laudrup y todo lo bueno es de otro.
-Es que no puedo contestar. No es un sí o un no. Es una respuesta un poco más amplia, pero no quiero. Porque no puedo. Si lo hago entraremos otra vez en lo mismo...

-Un hecho irrefutable es el escaso recorrido, la poca experiencia de los fichajes.
-Es una buena pregunta porque es una circunstancia que pocos miran y que resulta muy importante. Vale, conseguimos a un jugador que llega libre. Perfecto. Pero después te das cuenta que apenas ha jugado dos partidos en seis meses... Entonces, a ese jugador no puedes exigirle que rinda desde el primer momento porque le falta ritmo de partidos. Y claro, les cuesta aguantar noventa minutos porque no están acostumbrados. Si es uno o dos no pasa nada. Pero el otro día, juntamos en el once a Chico, Cáceres, Pina, Alfaro, Joao... son gente que en los últimos años han jugado poco. Y esto también influye en el rendimiento del equipo. Sabemos que Alfaro tiene calidad, pero que no aguantará los 90 minutos. Y Tejera, más de lo mismo. Ya tenemos dos cambios fijos. Estas cosas hay que mirarlas en el momento de construir una plantilla.

-O sea que habrá que esperar unas diez jornadas para ver el verdadero rendimiento.

-Sí, más o menos, pero mientras tanto tienes que sacar algunos puntos. Por eso fue muy importante ganar al Espanyol. Lo bueno es que hemos creado ocasiones, aunque solo se ha marcado un gol. Tenemos un equipo que ha mejorado mucho en la posesión, aunque el otro día acusamos esa falta de ritmo.

-¿Qué pasa con Aki y con Víctor?
-Aki está acusando la falta de integración. El idioma es un obstáculo enorme. Lleva 8 meses aquí pero no se puede hablar diez palabras con él ni en inglés ni en español. Y no podemos parar siempre el juego y llamar al intérprete para que le dé instrucciones... En cuanto a Víctor tiene cualidades para aguantar bien el balón y va muy bien acompañando a otro delantero, pero el partido ante el Betis, estaba para el contragolpe y no entra en sus cualidades.

-El año pasado debutaron muchos jugadores en Primera. Algunos, como Nsue, Pereira o Tejera, ya fueron importantes. ¿Espera que den un paso al frente?
-El segundo año es uno de los más importantes y también uno de los más difíciles. Porque el primer año no exigen a los nuevos. Si lo hago bien, perfecto Y si fallo es porque soy inexperto. Pero este año ya deben dar un paso al frente porque ya han demostrado que pueden jugar a este nivel. No obstante, hay que pensar que Pereira, hace apenas 18 meses, jugaba en Segunda B...

-Al margen de Real Madrid y Barcelona, ¿cómo ve la Liga?
-No hay mucha diferencia en relación al año anterior. Los dos grandes son muy superiores al resto. Luego aparece un segundo grupo con Valencia, Villarreal, Atlético, Sevilla, quizás el Málaga. Después, al margen, está el Athletic de Bilbao, por su particular filosofía. Quizás también el Getafe, si le llega el dinero de los nuevos inversores. El resto de los 11 equipos está más o menos parejo. No hay apenas diferencias. Nosotros estamos en ese grupo. Los goles a favor son puntos y los goles encajados, a veces también. La temporada dependerá de cómo estemos en las dos áreas. Lo importante es reconocer que estás ahí. Que todo el mundo acepte que el Mallorca está en ese vagón. Para poder exigir lo justo, primero tienes que ver cuál es el potencial. Cuando lo reconoces, es más fácil poder exigir y cumplir lo que exiges. El problema viene cuando pones el listón demasiado alto porque la posibilidad de no conseguirlo es más grande. Esto puede perjudicar a los jugadores. Y si encima, para cerrar el círculo, los jugadores tienen poca experiencia... Tienes que ayudar a los jugadores. No perjudicar o machacar.