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La derrota facturada el pasado domingo en el Villamarín dejó un poso amargo, pero también sirvió para descubrir a un tipo que lleva años agazapado al otro lado de la pasarela mediática, alejado de los focos, pero que apunta alto. Tomás Pina Isla (Madrid, 14 de octubre de 1987) siempre recordará el duelo ante el Betis como su primer partido completo en Primera División. Titular hace justo un año en Gijón -en aquella ocasión fue sustituido en el segundo tiempo por Pereira- Pina asumió galones el 11-S. Incrustado en el doble pivote junto a Joao Victor, cumplió en la distribución y se multiplicó en tareas defensivas.
Pretendido el pasado año por el Granada -Laudrup se negó en redondo a una cesión- y este verano por el Hércules -el técnico le dijo que entraba en sus planes- la SAD balear le ató en corto ante el riesgo de perderlo. Renovado hasta 2015, el centrocampista está respondiendo a esa confianza con su trabajo diario y está alcanzando madurez.
Gregorio Manzano le dio la alternativa sobre la arena de Chapín en un duelo ante el Xerez, aunque esa campaña (2009-10) no volvió a comparecer por el primer equipo. La llegada de Laudrup, el curso pasado, sirvió para intervenir en nueve encuentros más -vivió sobre el césped los triunfos en Mestalla y Cornellà- de Liga y otros dos de Copa.
El camino que ha escogido Pina para alcanzar el éxito ha sido complicado. De hecho, hasta hace menos de un lustro todavía recorría los campos de la Primera Regional madrileña y su única preocupación era la carrera de Periodismo... De padre aragonés y madre sevillana, Pina nació en Madrid, aunque sus raíces brotan en Villarta de San Juan, un municipio de apenas 3.000 habitantes de la provincia de Ciudad Real en el que su abuelo instaló una extractora y refinería de aceite de orujo de oliva a mediados de los setenta. Tras militar hasta juvenil en el Gimnástico de Alcázar, emigró a Madrid para matricularse en la Complutense. Del Parla pasó al Móstoles, de Tercera. Celta, Racing o Atlético de Madrid llamaron a su puerta con el deseo de incrustarle entre sus filiales, pero Tomás eligió el Mallorca, en el verano de 2008. Tres años después, ya luce galones...