De Guzman. | Monserrat

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Jonathan de Guzman sigue presionando para jugar en el Villarreal a partir de la próxima jornada. El centrocampista, decisivo en la primera victoria de la temporada para el Mallorca, se resigna a ver cumplidos sus deseos antes de que se abroche el mercado de fichajes y después de insistir con sus declaraciones en su interés por acabar en El Madrigal, todo apunta a que el culebrón del verano se alargará hasta la medianoche del miércoles. En el club balear ayer daban por perdido al futbolista canadiense después de que su agente se hubiera dirigido a la propiedad para comunicarle que el equipo castellonense se adaptaría finalmente a sus pretensiones abonando diez millones de euros (ocho para el club y los otros dos para el jugador, que conservaba el 20% de sus derechos). Sin embargo, la operación sufrió un giro radical a última hora de la noche, después de que el Villarreal filtrase un encuentro en Barcelona para negociar la contratación del que hasta ahora ha ejercido de alternativa al mediapunta bermellón: el espanyolista Joan Verdú.

El desenlace del culebrón se sigue aplazando y si no cambia nada será el tema estrella de las últimas horas del mercado. Hasta el pasado fin de semana, Serra Ferrer y su equipo de trabajo confiaban en retener a De Guzman en Son Moix. Sobre todo, tras observar la postura del Villarreal, que parecía renunciar al fichaje para centrarse en otras posibilidades, algo que le llevó incluso a lanzarle un mensaje tranquilizador a Michael Laudrup. Sin embargo, ayer creció la sensación de que se trataba sólo de un paso más en la estrategia que había ido tejiendo Fernando Roig para llevar la partida de ajedrez a su terreno y de que los amarillos volverían a la carga, esta vez para abonar las cantidades marcadas y zanjar la historia.

El futbolista también volvió a alimentar las dudas el domingo ofreciendo algunas pistas encriptadas acerca de su futuro. Jugó de inicio ante el Espanyol, se cargó el equipo a la espalda y resolvió la función con un disparo que desorientó a Cristian tras impactar en el cuerpo de un defensa rival. Celebró el tanto de manera efusiva y lanzando besos a la grada, en lo que parecía su reconciliación definitiva con el mallorquinismo. No obstante, volvió a mantenerse firme ante los micrófonos después del partido. «Todo el mundo sabe lo que quiero», sentenciaba dirigiéndose a los medios en castellano. Minutos antes, en su idioma materno, había argumentado que «a veces, en la vida, se te presentan oportunidades que debes aprovechar y yo tengo la ocasión de jugar a un nivel más alto, que es lo que quieren todos los futbolistas».

Dificultades


La posible salida lleva gestándose desde finales de julio. El Villarreal traspasaba a Cazorla al Málaga por algo más de veinte millones de euros y posaba la vista sobre De Guzman, que trabajaba esos días con el Mallorca en Oosterbeek después de darse a conocer durante el año anterior en la Liga. Poco después, el jugador alcanzaba un acuerdo con el club amarillo y el propio Serra, tras recibir la visita de sus agentes, encendía las alarmas. Más tarde, sería el Rubin Kazan ruso quien se sumaría a la puja ofreciéndole al jugador una cifra cercana a los tres millones por temporada. Sin embargo, él la rechazó porque tenía muy claro donde quiere alargar su carrera, tal y como explicaría a través de su perfil personal en Twitter . ¿El final? Lo único claro a estas alturas es que no se conocerá hasta mañana a medianoche.