El central José Manuel Flores llegó ayer a Oosterbeek y ya es uno más en el Real Mallorca. Hoy entrenará por primera vez. | C.R.C.

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Cinco días después de levantar el campamento en el hotel Bildelberg de Oosterbeek, la plantilla del Mallorca se permitió el lujo de relajar durante unas horas los músculos y conocer algo más de los Países Bajos. Tras ocho agotadoras sesiones de entrenamiento y dos amistosos ante rivales alojados en las plantas superiores del fútbol holandés, Laudrup le concedió media jornada de 'libertad' a sus jugadores, que en su mayoría optaron por desplazarse a Amsterdam para comer y realizar algunas compras antes de volver hoy a la carga.

Pese al cansancio derivado del partido escenificado la tarde anterior (el equipo llegó casi a medianoche a su cuartel general tras recorrer bajo la lluvia los casi doscientos kilómetros que le separaban de la localidad de Bergum), los futbolistas se despertaron a la hora habitual para completar un entrenamiento que se dividió otra vez entre el campo y los bosques que lo envuelven. Sin embargo, lo hacían con una sonrisa dibujada en el rostro. El técnico les había concedido descanso hasta la hora de la cena y convenía aprovecharlo.

La mayoría de ellos decidieron embarcarse en el autobús que el club había puesto a su disposición para viajar a Amsterdam, a unos cien kilómetros al noroeste del epicentro del 'stage', y recorrer las calles de la capital holandesa a pesar del frío y la lluvia. Otros, como De Guzman y Zuiverloon, habían destacado en los días previos su intención de ir a Rotterdam para reencontrarse con amigos y familiares. Y el técnico, por su parte, prefirió quedarse en el hotel para "descansar", aunque seguramente aprovechó las horas muertas para seguir analizando el trabajo que está llevando a cabo el grupo a diario.
Laudrup no fue el único miembro de la expedición que eligió relajarse. Le acompañaron algunos de los colaboradores del cuerpo técnico, que decidían visitar el Cementerio de la Guerra de Arnhem y Oosterbeek tras una reparadora siesta. A otros, en cambio, no les quedó más remedio que permanecer en el Bildeberg. Es el caso de Juan Calatayud, que tuvo que acudir por la mañana a una clínica cercana al hotel en compañía del doctor Munar. El portero malagueño se había lastimado durante el partido ante el Heerenveen (tuvo que ser sustituido por Aouate) y el médico del club quería comprobar su estado.

Finalmente se confirmó que sólo sufre un golpe en la clavícula y aunque es probable que tenga que descansar un tiempo, seguirá adaptándose con normalidad a la rutina del plantel.