El entrenador del Mallorca, Michael Laudrup, en las oficinas del club. | Monserrat

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Aún no se ha agotado la primera parte de la pretemporada y Laudrup y ya ha visto cumplidos una porción notable de sus deseos. Al menos en lo que se refiere a la habitual reforma de la plantilla. Y es que, con la llegada de Chico, el técnico del Mallorca puede dar por finalizadas las obras en su sistema de seguridad. Salvo que se produzca alguna salida de aquí al comienzo del campeonato, el danés cuenta de cintura para abajo con al menos con dos efectivos por puesto. Ahora tiene tiempo por delante para seguir apretando tuercas en defensa mientras el club sigue trabajando para enriquecer las otras parcelas del campo, especialmente la línea ofensiva.

Las grietas de la zaga empezaron a reflejarse el pasado mes de enero. La marcha de Ratinho para cederle una de las plazas de extracomunitario a Aki abrió una zanja en el lateral derecho que se fue ampliando en los meses posteriores.

Salidas

Las salidas de Ayoze y Corrales desnivelaron el carril opuesto, la marcha de Rubén trastocó el eje y las despedidas de Germán Lux y Tomeu Nadal dejaron la portería casi desierta. El club debía orientar las gestiones a apuntalar la zona más delicada del campo y, pese a las dificultades económicas, parece que lo ha conseguido mucho antes de lo esperado. Primero con el fichaje de Calatayud, que no había aceptado la oferta de renovación que le planteaba el Hércules y asumía el reto de competir con Aouate. La entidad isleña se aseguraba el concurso para los dos próximos años de un meta experimentado y con un amplio catálogo de recursos.

Le siguió la contratación Pablo Cáceres, que se gestó entre el más absoluto silencio. El Mallorca logró atar al jugador uruguayo después de que éste pusieran fin a su relación con Tigre y se aseguró sus servicios durante al menos una temporada. Llegó bajo el anonimato, pero poco a poco empieza a levantar la voz y amenaza la titularidad a la que se agarró Kevin durante un tramo importante de la campaña anterior.

Horas después de presentar a su nuevo lateral izquierdo, el club balear concretaba otra incorporación para la orilla contraria, también a coste cero. El elegido era el internacional sub'21 holandés Gianni Zuiverloon. Como Cáceres, había acabado contrato en Inglaterra (West Bromwich Albion) y pretendía reivindicarse en la Liga. Aún no ha podido debutar con la camiseta rojinegra (entrena con normalidad pero unas molestias musculares le obligan a emplearse con precaución), pero llega avalado por el nivel de juego que acreditó antes de recalar en la Premier, cuando atrajo la mirada de los grandes de Europa y obsequió al Heerenveen con un traspaso millonario.

Sólo faltaba la guinda, otro central que redondeara esa doble pareja de futbolistas con la que Laudrup pretende sellar su área. Chico, que llega cedido por el Génova italiano, hará esa función y dispondrá del tiempo necesario para conocer a sus compañeros antes de que el balón se ponga en marcha de verdad. Con ese problema resuelto, ha llegado el momento de mirar hacia adelante para curar las heridas del 'caso Webó' y darle volumen a la artillería.