Miquel Àngel Nadal y Miquel Soler, en Son Bibiloni. | Monserrat

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La Segunda División B contará con una representación balear de récord. Y es que finalmente, el Mallorca B jugará en la categoría de bronce, tras confirmar la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que los bermellones dispondrán de una plaza en el Grupo 2, junto con el Atlètic Balears, el Sporting Mahonés y el recién ascendido Manacor.

El conjunto que dirigirá desde esta temporada Miquel Soler ha sido 'repescado' en los despachos y ocupará el lugar que le correspondía al Castellón, descendido por las deudas contraídas (que rondan los 350.000 euros), manteniendo la categoría perdida semanas atrás en los terrenos de juego, donde el filial mallorquinista consumó su descenso deportivo a Tercera División. Las vacantes existentes, el interés mostrado desde el primer momento por el Real Mallorca y el entendimiento al que se ha llegado con la RFEF -a través de las gestiones realizadas por la Federació de Futbol de les Illes Balears- permitirán al segundo equipo del Real Mallorca seguir militando una campaña más en Segunda B. Pese a que la Española ofreció la posibilidad de optar a las plazas vacantes a cambio de una cantidad cercana a los 400.000 euros, se desconocen los términos del acuerdo entre RFEF y Mallorca, fraguado en la reunión mantenida días atrás en el Iberostar Estadi entre Jorge Pérez, secretario general del organismo rector del fútbol español, y la cúpula de la SAD balear, encabezada por Jaume Cladera y Llorenç Serra Ferrer, y en la que también estuvo presente el presidente de la FFIB, Miquel Bestard.

La compleja coyuntura económica hace que la RFEF apueste por la presencia de equipos filiales en la tercera categoría estatal, encajando en el modelo deseado la figura de un Mallorca B que deberá cambiar sus objetivos tras iniciar la pretemporada con las miras puestas en ser la referencia del Grupo 11 de Tercera División, con el retorno a Segunda B como gran objetivo. Una meta que Soler y los suyos deberán variar.

Atlético Isleño

Consumado el ascenso administrativo del Mallorca B, el gran beneficiado es el Atlético Isleño de Eivissa, que tras llegar a un acuerdo como consecuencia de la renuncia del Murense, ocupará el lugar que le correspondía al filial rojillo en el calendario de Tercera División, siendo la puesta de largo en la categoría de los pitiusos.