Akihiro Ienaga posa al borde la piscina de la urbanización donde reside, tras el entrenamiento de ayer. | S. Amengual

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Es la sonrisa del Mallorca, el toque exótico de un vestuario en el que habitan hasta nueve nacionalidades distintas. En menos de tres meses al abrigo del club se ha granjeado el cariño de Son Moix y ahora que sus números van cogiendo volumen también ha empezado a lanzarle mensajes a Michael Laudrup. Akihiro Ienaga (Kyoto, 1986) lleva varias jornadas pidiendo turno. Desde que llegó al club a finales de diciembre ha tenido que rebasar un montón de barreras, pero asegura que ya está listo. Para jugar al fin de inicio y para guiar al conjunto bermellón.

Primero, en dirección a la permanencia. Y después, camino de las competiciones europeas, porque está convencido de que hay razones para seguir creyendo. «¿Cómo me encuentro? Estoy preparado física y mentalmente para ser titular», asegura con firmeza el japonés, que el domingo en el Ciutat de València podría disfrutar de su primer caramelo como jugador del conjunto bermellón.


Le cuesta hacerse entender, pero los gestos, sus primeras nociones de castellano y la compañía de su asistente, Kazushi Shimuzu, le ayudan a ir apartando piedras del camino. De hecho, comienza a dominar algunos términos fundamentales en la jerga futbolística, una serie de palabras imprescindibles sobre el terreno de juego que ya se han incrustado en su vocabulario. Además, se le nota feliz. Disfruta de la vida palmesana en compañía de su mujer y su hijo y aparte de agradecer el trato que le está proporcionando el club, afirma que se siente especialmente arropado por sus nuevos compañeros. «Empiezan a conocer mi estilo de juego y eso me hace tener todavía más confianza. Yo también me fijo mucho en lo que hacen los otros. Sobre todo Castro, Pereira, Nsue, Tejera, De Guzman... Juegan en mi zona y sé que puedo aprender cada día mucho de ellos», recuerda. «Mi juego es el que se vio en Cornellà y como me siento más cómodo es en la mediapunta, por detrás del delantero. Y como a todos, me gustaría tener más minutos para seguir evolucionando», añade sin cambiar el gesto.


Aki sabe también que el desafío al que se enfrenta es mayúsculo. Aunque muchos de sus compatriotas ya han conquistado algunas de las principales ligas del continente, ninguno ha destacado en España. Y en el caso del Mallorca, además, tampoco es el primero que lo intenta. Yoshito Okubo ya se probó durante año y medio en los campos de la Liga y acabó regresando a su país entre la indiferencia. Él, en cambio, cree que puede zanjar esa maldición. «Más que presionarme, me motiva la posibilidad de ser el primer jugador de Japón que consigue triunfar en España. El otro día en nuestro estadio el público gritaba mi nombre y estaba emocionado. Quiero darle felicidad a toda esa gente con mi juego», comenta.


El asiático es consciente de que el primer paso, y quizá el más importante, ya lo ha completado. Se pasó todo el mes de enero pendiente de la configuración definitiva de la plantilla porque su condición de extracomunitario le impedía disponer de una ficha federativa. Al final, el Mallorca optó por ceder al brasileño Ratinho al Sao Paulo y le concedió a Aki la opción de dejarse ver en esta segunda vuelta del campeonato. «Hasta el 31 de enero no tuvimos noticias y pensaba que me tendría que marchar cedido a otro club, pero ahora soy muy feliz. Cuando estaba en Japón siempre veía los partidos entre el Madrid y el Barcelona y ahora me parece increíble jugar en la misma competición que ellos. Estoy encantando con todo lo que me está pasando», señala el centrocampista nipón.


Aki, que ya anunció en su presentación que estaba prendado del juego de Xabi Alonso, también se declara admirador de Roberto Baggio y no oculta que otra de las recompensas que ha recibido al iniciar una aventura tan compleja es trabajar día a día con Michael Laudrup. «Conocía su historial como jugador», asevera cuando se le interroga por el danés. «Y sigue siendo muy bueno», agrega. «Participa con nosotros en los entrenamientos y es una pasada. Aunque como persona es mejor todavía. Es un tipo tranquilo y educado que se hace admirar. Yo y mis compañeros le respetamos mucho», relata.


El japonés está deseando que se incremente su cuota de protagonismo en este Mallorca y llegar muy alto: «Yo espero acabar en las posiciones de Europa League y jugar competiciones europeas la próxima temporada para demostrar nuestra capacidad», sentencia. Y mientras llega ese momento, se prepara para celebrar su primer gol como bermellón con algún guiño a Japón. La revolución nipona se ha instalado en Son Moix.