Fernando Pons atiende una llamada telefónica hace un par de temporadas, durante una concentración mallorquinista en Kössen.

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El final de Fernando Pons Niza se adivina al final del túnel. Después de seis meses de conversaciones, reuniones frustrantes y situaciones tercermundistas, el Mallorca está a punto de extirpar un problema que amenazaba con enquistarse. El pacto a tres bandas alcanzado ayer desembocará en la marcha del director deportivo, que ha recurrido a todo tipo de artimañas en los últimos seis meses para permanecer en el cargo.
El acuerdo, que debe ser rubricado en los próximos días, implica que el director deportivo no devolverá el millón de euros que le entregó Vicenç Grande como premio por la venta de Daniel Güiza, a cambio de renunciar a las cantidades por la rescisión de su contrato, que expira en 2014.
Una de las claves de este principio de acuerdo apunta a Hacienda. La Agencia Tributaria acordó devolver al Mallorca el bruto de la prima del millón de euros y que ronda los 450.000 euros. Otro factor señala a los abogados de Pons, que daban prácticamente por perdida la demanda de reintegración del millón de euros que le interpuso la administración concursal.
Pese a que su intención era solicitar, vía judicial, el pago de 1.600.000 euros al club por los tres años que le restan todavía de contrato, Pons se quedará como está.
También llama la atención que la Agencia Tributaria devuelva los 450.000 euros de las retenciones que generó el premio extra entregado por Vicenç Grande a Nando Pons, una forma de reconocer, de alguna manera, la dudosa procedencia de dicha prima.
El fin
El principio del fin de Pons se redactó ayer entre el asesor jurídico de la entidad balear, Miquel Coca; los administradores que tutelan el concurso de acreedores y los representantes de Hacienda, que deberán rubricar dicho acuerdo para oficializar la marcha. Las partes mantuvieron una reunión para tratar de unificar criterios y avanzar en una situación que parece definitivamente abocada a solucionarse.
El club confía en que este tratado de intenciones sea el que definitivamente resuelva la situación contractual de Nando Pons. La permanencia, contra marea, del director deportivo ha sido gravosa para las arcas de la entidad. Además de abonarle la nómina, también ha tenido que pagarle los premios en concepto de prima doble. Después de varios meses de negociaciones, Nando Pons se rinde. El Grandismo se encamina hacia su recta final.