Martí Crespí, Ramis (agachado), Aki y Cendrós, tras la sesión de entrenamiento. | Monserrat

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El Mallorca abre el nuevo año vestido de corto y con la intención de taponar las grietas aparecidas durante el pasado diciembre. Con más bostezos de los habituales, la plantilla dirigida por Michael Laudrup estrenó 2011 a las once y media de la mañana con un entrenamiento distendido y marcado por el contacto permanente con el balón.

El grupo balear inaugura mañana el año con la intención de quebrar su pésima racha y alzar la vista. Después de un cierre de 2010 pésimo, con cuatro derrotas consecutivas en partido oficial -tres en Liga y otra en la Copa del Rey- el equipo isleño arranca con una semana intensa. En los próximos siete días, el Mallorca afrontará tres encuentros en Son Moix ante Hércules, mañana a las 20.00 horas, y Almería por partida doble; el jueves a las 16.00 horas en la Copa del Rey (4-3 en la ida) y el próximo domingo en la Liga.

De cara a esta particular semana de pasión, el preparador mallorquinista medita retocar su libreta y recuperar de su baúl el sistema con dos puntas que tan buenos resultados le dio al equipo durante el primer tercio de campeonato.
Después de los pésimos resultados generados por el dibujo con el único punta, Laudrup retocaría de nuevo su pizarra. Además, con la semana tan cargada que se avecina, el técnico danés también se verá obligado a repartir minutos.

Aunque hasta hoy, en la sesión a puerta cerrada, el preparador no ensayará el probable once titular que le medirá mañana al Hércules, el equipo estaría formado por Aouate bajo los palos, con Ratinho, Nunes, Ramis y Ayoze en la línea de fondo; Joao Victor y De Guzman en el doble pivote, Pereira por la derecha y Gonzalo Castro por la izquierda con Pierre Webó y previsiblemente Víctor Casadesús en la vanguardia. Laudrup no apuesta por dos delanteros en un partido de Liga desde hace dos meses, cuando se impuso al Levante. Desde entonces, el equipo isleño ha disputado siete partidos del torneo de la regularidad -todos ellos con Webó como único delantero en el once- con un balance de cuatro derrotas, un empate y dos victorias.

El Mallorca se ha conjurado para estrenar el año con una sonrisa, como ya sucediera hace ahora 365 días, cuando se impuso al Athletic de Bilbao. Y es que el grupo isleño debe amarrar algún punto para no rubricar su peor racha de resultados en los últimos cuatro años. Desde el ecuador de la temporada 2006-07, con Gregorio Manzano en el banquillo, el Mallorca no ha sufrido cuatro derrotas consecutivas en la Liga. En aquella ocasión, entre diciembre de 2006 y enero de 2007, el bloque bermellón dobló la rodilla ante Osasuna (3-0), Racing (1-2), Valencia (3-1) y Athletic de Bilbao (1-3). Quebró esa racha con un triunfo en el Sánchez Pizjuán que serenó los ánimos.

Ahora, el Mallorca acumula tres derrotas seguidas en la Liga -sin contar el 4-3 sufrido en Almería en Copa- por lo que necesita un balón de oxígeno para no complicarse el futuro ni dilapidar el amplio colchón del que disponía hace apenas un mes.