El centrocampista del RCD Mallorca José Luis Martí y el delantero del Racing de Santander Pedro Munitis luchan por el balón. | Montserrat T. Diez

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R.C.D. Mallorca Mallorca 0

Racing Santander Racing 1

Primera División | Jornada 15 | 12/12/2010 17:00 | Final

Mallorca 0 - 1 Racing

Mallorca: Aouate; Cendrós, Ramis, Nunes, Corrales; Pereira, Martí, Joao Víctor, Castro (Víctor Casadesús, min. 66); De Guzmán (Nsue, min. 62) y Webó.

Rácing de Santander: Toño; Pinillos, Henrique, Torrejón, Adrián (Ariel, min.77) ; Kennedy (Serrano, min. 88), Colsa, Adrián; Lacen; Rosenberg (Bolado, min.83) y Munitis.

Gol: 0-1, min. 92: Serrano marca por toda la escuadra tras un rápido contragolpe del Rácing.

Àrbitro: Iturralde González (comité vasco). Amonestó a Ramis.


Pese a que la clasificación diga lo contrario, el Mallorca no transmite buenas sensaciones. Del equipo alegre, enérgico y vistoso que salió a hombros y en puestos europeos del Sánchez Pizjuán apenas queda el escudo. Sin ninguna justificación posible, aquel conjunto al que señalaban como revelación de la temporada se ha transformado en un bloque obtuso, sin ambición ni confianza que parece haber entrado en una dinámica peligrosa. Es cierto que la escuadra balear suma 21 puntos, un botín notable a estas alturas del curso, pero tampoco hay que cerrar los ojos ante la realidad.


La escuadra balear, que en Getafe firmó una función vergonzosa, redactó ayer su segunda derrota consecutiva del curso, después de una tarde plomiza que el Racing supo rentabilizar en el descuento para mejorar su pésima tarjeta como visitante. Un gol de Serrano en el minuto 92, provocado por un error en la entrega de Pau Cendrós en el centro del campo y una contra mortal, castigó la ineficacia ofensiva de un Mallorca que en esta ocasión no halló ninguna solución para penetrar en la maleza defensiva de su enemigo y que arrojó a la basura dos mano a mano -Webó y Víctor- a bocajarro ante Toño.


El amanecer de la entrega ya hacía presagiar un partido plomo. Con poco fútbol y mucho físico. De esos choques que se desnivelan por la calidad en la definición. El ridículo de Getafe invitaba a pensar en un Mallorca lanzado a la yugular de su enemigo desde el primer minuto. Nada más lejos de la realidad. El grupo de Laudrup, que sólo realizó el forzado cambio de Corrales por el lesionado Kevin, salió al trote. A verlas venir. Controló el balón, pero el atasco de tráfico por el centro y la ausencia de tránsito en las orillas -Pereira y Castro, que comenzó en la derecha, se incrustaron en la sala de máquinas- convertía cada ataque en previsible.


Sin velocidad de pase ni regate, el encuentro se transformó en un partido plano hasta caer en la modorra. Aún así, el Mallorca dispuso de las mejores ocasiones. Sobre todo la que dispuso Webó a los 30 minutos. Martí, que jugó casi siempre más adelantado que De Guzman y en muchos minutos como ¡interior izquierdo!, asistió a Castro del área y éste cedió a Webó. Al camerunés se le cerró la persiana cuando miró a los ojos de Toño, que taponó los huecos con oficio. Antes, el propio Pierre había dispuesto de una ocasión, tras una pifia en el saque del meta y un manotazo de Henrique cuando iba a encarar. Iturralde no pitó nada.


El Racing, que apostó de salida por un partido frío y trabado, también sembró algunos sustos cerca de Aouate.
El segunda acto arrancó con más ritmo. El Racing provocó murmullos con sus llegadas peligrosas -Aouate intervino a un par de acciones de Adrián, Munitis y Colsa- y Laudrup buscó la reacción desde el banquillo. Retiró a De Guzman y Castro para dar entrada a Nsue y Víctor. El Mallorca se reactivó y vivió sus mejores minutos. Hubo ocasiones para Nsue -tras una cola de vaca magistral de Joao Victor- y Pereira. Pero sobre todo una de Víctor a bocajarro -como un penalti de un metro- que estrelló al cuerpo de Toño. El meta cántabro se ganó el sueldo tras un despeje suicida de Henrique que sacó sobre la línea. Y cuando se lamentaba el empate, llegó el batacazo. Serrano, que había ingresado en el minuto 88 tras ocho meses lesionado, sentenció con la zurda a la escuadra una contra magistral conducida por Iván Bolado, tras la defectuosa entrega de Pau Cendrós. Era el minuto 92 y el equipo no pudo más que agachar la cabeza. Comienzan a aparecer las primeras grietas del nuevo proyecto. ¿Y Cavenaghi? Sólo salió del banquillo para calentar...