Un entrenamiento de los jugadores del Mallorca en Son Bibiloni. | Monserrat

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Reforzado por su exposición del Sánchez Pizjuán y aislado de la zona más gélida de la clasificación, el Mallorca se sumerge de nuevo en su realidad con la posibilidad de forrar media permanencia. Los de Laudrup, especializados ahora en profanar los estadios mejor acorazados de la Liga, toman asiento en su domicilio para recibir a un Málaga con el fango hasta las rodillas y enganchar, por segunda vez esta temporada, dos victorias correlativas. Si lo consigue tendrá ya bajo su manto un botín de 21 puntos justo cuando se cubra el primer tercio del campeonato. Unos números de lujo para un equipo empeñado en reinventarse jornada a jornada (Iberostar Estadio, PPV, 17.00 horas).

En lo que va de curso, el técnico bermellón ya ha advertido en varias ocasiones de las bajadas de tensión que sufre el Mallorca justo después de desfilar ante un grande y aunque a finales del mes pasado quebró esa dinámica (se impuso en Mestalla y tumbó a continuación al Levante), hoy volverá a medir su fortaleza mental en una cita que puede afianzarle en las alturas de la clasificación. Y en este caso, además, el desafío resulta doble. La última evaluación a la que se sometió en su propia casa la aprobó en cuanto a juego, pero fue incapaz de sacarla adelante en el resultado. Se encontró el cuadro balear con un Deportivo atrincherado por delante de su portero y se teme Laudrup que hoy vuelva a repetirse esa misma película. Lo desveló en su rueda de prensa previa al encuentro y también en el vestuario, ya que el danés planea una serie de cambios para que no le sorprenda el sistema de seguridad que prepara Manuel Pellegrini.

Nueva propuesta

Con todo su arsenal a punto una vez asegurada la participación de Gonzalo Castro, el entrenador del Mallorca medita recomponer a su formación de cintura para arriba, pero también aplicarle un pequeño retoque a la zaga. Empezando por atrás, una de sus novedades podría ser el regreso al once de Kevin en lugar de Ayoze. A partir de ahí, se abre un enorme abanico. Sin embargo, el preparador podría recuperar para la sala de máquinas a la dupla Martí-De Guzman, con Pereira y el mencionado Castro recostados sobre las orillas. En medio de ese puzzle, Emilio Nsue acamparía como segundo delantero y Webó como faro de referencia en los últimos metros.

El Málaga, por su parte, llega a Son Moix herido y con la necesidad de levantar el vuelo antes de que se le siga oscureciendo el paisaje de la clasificación. Con Pellegrini al mando de las operaciones, los andaluces han ganado terreno en la Copa, pero sólo han reaccionado a medias en el torneo doméstico y vienen de recibir un doloroso bofetón en Riazor que les obliga a encontrar petróleo en Palma para escapar de la zona roja. Hoy el técnico chileno, que no podrá contar con Mtiliga, tendrá que idear un nuevo centro del campo con la continuidad del joven José Recio y la posibilidad de que juegue en ese lugar Fernando, debido a la lesión de Apoño y a la sanción del brasileño Sandro Silva.