Nando Pons, en una imagen de archivo.

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¿Está viviendo Fernando Pons Niza sus últimas horas como profesional del Real Mallorca? Con él nunca se sabe, pero los movimientos realizados por el (todavía) director deportivo en la jornada de ayer son sospechosos. Pons acudió a las oficinas del club a retirar varios objetos personales y según pudo saber esta redacción, el técnico valora presentar una demanda de conciliación para, ahora sí, avanzar al máximo las gestiones para desvincularse de la entidad balear.
En el club se interpretan estos movimientos como claros indicios de que Nando se ha puesto excesivamente nervioso por los últimos «descubrimientos» encontrados en el último contrato firmado por Gregorio Manzano.
El anterior consejero delegado del club, Javier Martí Asensio, ha implicado directamente a Pons en la presunta falsificación del contrato de Manzano. El empresario madrileño ha sido requerido notarialmente para que confirme o no si aumentó en 50.000 euros -de 200.000 a 250.000- el premio por la permanencia al ex entrenador bermellón.
Martí Asensio ya ha dado públicamente la versión de los hechos. «Recuerdo que en un día firmé todo lo que me dio Nando Pons, que fueron los contratos del entrenador y de todos los componentes de la primera plantilla, para ser entregados a la Liga. Sinceramente ese día no dejé de firmar. Lo que resulta inexplicable es que se diga que yo le aumenté el sueldo a Gregorio Manzano. Será por lo bien que nos llevábamos», dijo Martí Asensio.
Finiquito
En este nuevo escenario y ante unas manifestaciones de esta magnitud, el club cree el director deportivo quiere mover ficha urgentemente para evitarse más problemas de los que ya de por sí tiene. Cabe recordar que los administradores concursales entienden que el contrato de Nando termina este próximo mes de enero y consideran perjudicial para la masa de acreedores la renovación que en su día firmó hasta 2014.
Asimismo la posibilidad de que tenga que devolver el millón de euros que le entregó Grande por la venta de Güiza está también sobre la mesa y en apenas un mes Pons puede verse despojado de los principales 'escudos protectores' con los que en su día le obsequió Vicenç Grande y que están siendo devorados por los administradores que tutelan el concurso en el que está inmerso el club balear.