Gregorio Manzano y José María del Nido se saludan durante la presentación del jienense como entrenador del Sevilla. | Efe

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En el último lustro, la verborrea de José María Del Nido ha convertido al Sevilla en uno de los enemigos irreconciliables del Real Mallorca. Desde aquella salvaje agresión de Javi Navarro a Juan Arango hasta sus últimos intentos por fichar a Nunes y Ramis, el presidente sevillista se ha encargado de prender la mecha de la polémica. El partido del próximo domingo en el Pizjuán, con el morbo añadido por la presencia de Manzano en el banquillo local, será una batalla más de una guerra mediática sin cuartel en los últimos tiempos.

Del Nido siempre ha tenido una especial antipatía hacia el club balear. El presidente del Sevilla estalló con el caso Juan Arango y tildó de «gilipollez que se hable de que esta acción ha causado alarma social». Para el mandatario andaluz, la decisión del Mallorca de denunciar la agresión del defensa «no deja de ser una cortina de humo» para desviar la atención de su delicada situación deportiva.

El curso pasado, el máximo dirigente del Sevilla también atacó con dureza a la SAD balear e instó a otros clubes a denunciar al Mallorca por impago -su propio club reclamó unas cantidades por Pep Lluís Martí- para beneficiarse de su plaza europea. Dicho y hecho. El Villarreal aprovechó la decisión para birlarle al conjunto balear su derecho de disputar la Europea League... gracias a José María Del Nido.

También, durante prácticamente todo el curso, el presidente del Sevilla fue esparciendo que su equipo sería cuarto clasificado y no el Mallorca, que durante casi todo el campeonato le había ganado ese pulso.

Sin embargo, en la última jugada del epílogo liguero, el conjunto andaluz se adueñó de esa última plaza de acceso a la Champions League, privilegio que perdió posteriormente en la previa.