Foto de archivo de Gregorio Manzano.

TW
17

Gregorio Manzano Ballesteros aprovechó el final del Grandismo para exprimir al máximo el jugo de la institución y mejorar su contrato. Con el desenlace de la época de Vicenç Grande al frente del Real Mallorca a la vuelta de la esquina, el entrenador jienense utilizó toda sus artimañas psicológicas para añadir unos pluses a su compromiso con la entidad balear. Según la cláusula adicional al acuerdo firmado en su día, al que ha tenido acceso Ultima Hora, el técnico andaluz presionó al entonces presidente y máximo accionista de la SAD para que mejorara su contrato...apenas un mes antes de que éste abandonara el club a mediados de diciembre de 2008.

La historia resulta, cuando menos, surrealista. Manzano, que tenía firmada una cláusula según la cual obtenía un premio extra de 250.000 euros brutos por quedar décimo, logró que el máximo accionista le ampliara el margen porque estaba «deprimido».

Teniendo en cuenta el mal arranque del Mallorca durante aquella temporada -se movía por la zona baja de la tabla- Manzano quiso estirar el acuerdo, utilizando un supuesto bajón anímico.

Nando Pons fue quien le hizo llegar a Vicenç Grande el mal momento emocional por el que atravesaba su entrenador, que veía cómo se alejaba la décima posición...y con ella los 250.000 euros. «Está triste y depresivo. Deberíamos hacer algo», se oyó por los pasillos de Son Moix.

Entonces, Vicenç Grande, haciendo caso a los consejos de su director deportivo, se reunió con Gregorio Manzano para firmar la mejora de su contrato y quitarle la depresión. El 5 de noviembre, ambas partes se sientan para modificar «de mutuo acuerdo» el premio. Sin ningún tipo de miramiento, consciente sin duda de que su salida era cuestión de semanas, el presidente le firmó premios por quedar desde la séptima hasta la...¡13ª posición!.

Por finalizar séptimo, el técnico se embolsaba 350.000 euros; octavo, 325.000; noveno, 300.000; décimo, 250.000; undécimo, 150.000; duodécimo, 100.000 y décimotercero, 75.000 euros.

Posteriormente, tanto Manzano como Pons no dudaron en dejar tirado a Vicenç Grande y en aliarse con Mateu Alemany...

Además, en el contrato de Gregorio Manzano, se incluyó una cláusula según la cual si el equipo llegaba a la jornada 34ª con 42 puntos o más en su casillero -hecho que sucedió en las dos campañas- el entrenador de Bailén percibía un premio por un importe bruto de 250.000 euros.

A todos estos incentivos (250.000 euros por lograr los 42 puntos en la jornada 34 más 300.000 euros por finalizar noveno) Manzano percibió en concepto de primas el doble de las establecidas por el club para los jugadores del primer equipo. Y, al margen, su suculenta ficha...