Josep Pons, presidente del Mallorca, durante una rueda de prensa en el estadio de Son Moix. | Monserrat

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El Real Mallorca tiene previsto presentar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a todas sus áreas. La SAD balear, en concurso voluntario de acreedores desde hace algo más de un mes, está obligada a reestructurar su organigrama para liberarse de una serie de cargas inasumibles y seguir subsistiendo.

El Mallorca lleva mucho tiempo viviendo por encima de sus posibilidades y los excesos de sus anteriores gestores le han llevado a protagonizar una situación insostenible. Más allá de los dispendios que han afectado a la parcela deportiva, donde las comisiones, las gratificaciones y una escala salarial desmesurada han hecho estragos, el club se ha ido forjando un armazón que ahora resulta imposible de mantener y que obligará a la nueva propiedad a aplicar el bisturí en casi todos los departamentos para reducir el número de empleados. Y en esa dirección, uno de los peor parados será casi con toda seguridad la dirección deportiva.

El Expediente de Regulación de Empleo es un procedimiento administrativo al que recurren empresas en apuros. Y aplicado al fútbol, uno de los ejemplos más cercanos es el del Málaga, que presentó uno en 2007 que afectó a once empleados y salpicó incluso a tres futbolistas de la primera plantilla (Chengue Morales, Gato Romero y Manu). El Real Murcia también amenazó con hacerlo hace algo más de un año, aunque al final no llegó a concretarlo. El club pimentonero incluyó inicialmente en el mismo a siete de los jugadores con los que no contaba su técnico, aunque posteriormente todos ellos firmaron acuerdos amistosos para salir del equipo rebajando sus emolumentos y no llegar al juzgado. En aquel caso todo quedó en nada. Sin embargo, lo del Mallorca podría ser otra historia.