El entrenador danés Michael Laudrup durante la conferencia de prensa que ofreció con motivo de su presentación como el nuevo técnico del RCD Mallorca. | Montserrat T. Diez

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La última versión del Mallorca saldrá esta mañana del garaje para volver a la carretera de Sóller. Después de cuarenta y ocho días de inactividad deportiva y ajetreo institucional, la escuadra balear regresa a los campos de Son Bibiloni para empezar a poner los cimientos de su decimocuarta presencia consecutiva en la Liga. Sin rostros nuevos y con una montaña de incógnitas por despejar, los focos apuntarán principalmente hacia Michael Laudrup. El técnico danés, que llega a la Isla para capitanear el proyecto que están edificando Llorenç Serra Ferrer y su equipo, representa el cambio de ciclo en el que anda sumida la entidad y tratará de moldear una plantilla solvente que a partir del mes que viene deberá dar la cara en tres frentes.

Lo único que parece claro a estas alturas del verano es que para el Mallorca no será una pretemporada. Por muchas razones. La SAD isleña, que abrochó el curso anterior desde las alturas, reanuda el trabajo con una fisonomía que no tiene nada que ver a la que exhibía hace menos de dos meses y a excepción de los futbolistas que hoy volverán a la hierba de la ciudad deportiva, que formaban parte de la plantilla anterior, todo ha cambiado.

Grupo ficticio

Para empezar, el club ha citado a veintitrés jugadores a primera hora de la mañana (Aouate, Lux, Tomeu Nadal, Yeray, Mattioni, Josemi, Ramis, Rubén, Nunes, Ayoze, Corrales, Varela, Castro, Tuni, Bruno China, Pereira, Alberto, Tejera, Pina, Víctor, Aduriz, Keita y Sergi Enrich), a los que se sumarán dentro de diez días los futbolistas que estuvieron cedidos la temporada anterior en conjuntos de Segunda (Martí Crespí, Trejo, Pau Cendrós, Emilio Nsue, Javi Guerra, Callejón y Oscar Díaz) y dentro de dos semanas Pierre Webó, que acaba de participar en el Mundial de Sudáfrica con Camerún.

El plantel está convocado a las 9.00 horas en las instalaciones de la ciudad deportiva para conocer al nuevo entrenador y al resto del cuerpo técnico (hoy debería quedar definido) y ponerse a sus órdenes. Después, los jugadores participarán en las habituales pruebas médicas, que se irán desarrollando entre hoy y mañana bajo la coordinación de Tomeu Munar, jefe de los servicios médicos del club bermellón. En principio, el vestuario se dividirá en dos grupos y mientras unos realicen un examen médico completo con antropometría, estado podológico y nutricional, el resto se someterá a un estudio cardiológico. El miércoles se completarán las pruebas con unas analíticas.

La primera parte del trabajo veraniego, que abarcará hasta el fin de semana, va a escenificarse en el centro de operaciones de Son Bibiloni. Los jugadores se irán quitando el óxido de las piernas y empezarán a llenar el depósito, aunque es bastante probable que del pelotón que se ejercite estos días, sólo unos cuantos efectivos lleguen a finales de agosto vestidos de rojo. Entre otras cosas, porque todavía faltan por aclarar algunos puntos (la posible continuidad de Pep Lluís Martí, por ejemplo), porque faltan por concretar las necesidades del plantel para perfilar las incorporaciones y, sobre todo, porque en la libreta de Serra Ferrer hay muchos nombres tachados a los que se les busca acomodo en el mercado.

A partir del domingo, el Mallorca de la temporada 2010-11 dará un paso al frente y se trasladará a Suecia para disputar dos partidos amistosos, aunque el plato fuerte del estío no se servirá hasta el 21 de julio. Ese día, la escuadra de Laudrup, que ya habrá descifrado el enigma de su participación en la Europa League, se trasladará a la localidad holandesa de Ermelo para participar en un stage en el que, además de ascender algunos peldaños en el plano físico, se tomará la tensión frente a cinco equipos de la Eredivisie. Ahora sí, el nuevo Mallorca está en marcha