Los entrenadores del Mallorca, Gregorio Manzano (i) y del Athletic Club, Joaquín Caparrós antes del partido que disputaron ambos equipos. | Efe - ENRIQUE CALVO - EFE - EFE

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Hace apenas una semana, después de lograr una victoria de prestigio en Bilbao, el Mallorca abrazaba con fuerza la Champions League y, con ella, su tabla de salvación económica. En sólo seis días, el grupo balear ha arrojado por la borda una ocasión histórica para participar en la competición más glamourosa del mundo a nivel de clubes que podría haber garantizado la supervivencia de la entidad. La derrota del pasado sábado en Riazor que deja al equipo isleño pendiente de un milagro en la última jornada -que no gane el Sevilla en Almería- ha provocado un enorme malestar en la cúpula del club y ha situado a Gregorio Manzano en el punto de mira.
Decisiones
Las controvertidas decisiones del entrenador mallorquinista en el último mes y los tropiezos ante Racing, Málaga o Deportivo -sólo dos puntos de 9 posibles- han generado una indignación notable en el seno de la SAD balear, que no se explica la desidia que paseó el bloque isleño por tierras gallegas con el futuro económico de la entidad en juego. La diferencia económica entre desfilar por la pasarela de la Champions League o, en cambio, disputar la Europa League es enorme. Un ejemplo: el campeón de la segunda competición continental puede ingresar un máximo de 6 millones de euros. Sólo con participar en la primera fase de la Liga de Campeones, cada club ingresa algo más de 7 millones...
Para añadir más leña al fuego, el hecho de que el futuro de Gregorio Manzano se vincule precisamente con el Sevilla, el rival que se ha beneficiado de las últimas decepciones para arrebatarle la plaza de Champions a los mallorquinistas, también ha levantado suspicacias en el entorno bermellón...
El primer tropiezo inesperado, no por el juego sino por las circunstancias que rodearon el choque, se produjo en El Sardinero a finales de marzo. Gregorio Manzano optó por reservar jugadores para plantar cara tres días más tarde al ¡Barcelona!, desperdiciando una ocasión histórica para consolidar su plaza de Champions. El técnico de Bailén no alineó como titular ni a Aritz Aduriz -por primera y única vez durante todo el curso- ni a Mario Suárez -indiscutible en la sala de máquinas-, Varela jugó los 90 minutos por segunda vez en toda la temporada y dio descanso en los últimos minutos a Gonzalo Castro y Borja Valero... Tres días después, llegó un Barça con suplentes y venció 0-1 en Son Moix.
Un mes más tarde, el Málaga se presentó en la Isla. El Mallorca no supo definir ante diez jugadores por un penalti errado por Gonzalo Castro, cuando el encargado de lanzarlo era Borja Valero...
Y el pasado sábado, en Riazor, cuando los mallorquinistas se frotaban las manos por el cruce del Sevilla ante el Barça, el grupo bermellón tiró la Champions por su desidia. Un error de Martí, que acabó como lateral derecho, propició un gol de Riki que agrava la situación económica de la entidad.