Vicenç Grande y Nando Pons conversan durante una pretemporada. | M. À. Cañellas

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Más allá de los problemas institucionales o del pasivo que acumula a sus espaldas, el Mallorca va a chocar con otro obstáculo importante en la búsqueda de un comprador de garantías. El trabajo desarrollado en los últimos años desde la dirección deportiva va a recortar en exceso el margen de maniobra del futuro propietario, que se encontraría este verano con una plantilla amplia, cara y veterana y con un coste salarial mínimo de 13 millones de euros, primas e incentivos al margen. Es la herencia de una política deficitaria y obsoleta que también ha cerrado el paso a la cantera. Es el legado de Nando Pons.
El delicado estado de salud del club balear mantiene congelada la planificación del curso que viene, aunque teniendo en cuenta el regreso de los jugadores que hay cedidos en Segunda División (Emilio Nsue, Pau Cendrós, Javi Guerra, Óscar Díaz, Óscar Trejo, Martí Crespí y Juanmi Callejón) el Mallorca cuenta ya con más de veinticinco futbolistas con contrato en vigor de cara a la próxima temporada. Y es que, de la plantilla actual, la gran mayoría tiene garantizado al menos otro año de estancia en Son Moix y sólo Pep Lluís Martí, Felipe Mattioni, Julio Àlvarez, Paulo César Pezzolano y Borja Valero finalizan su relación con la entidad el próximo 30 de junio.
El elevado número de efectivos que se intuye en el vestuario obligará a la futura propiedad a aplicar el bisturí si quiere abrirle un hueco a las nuevas incorporaciones, y es precisamente ahí donde emerge otra traba difícil de sortear. La elevada media de edad que hay en la caseta afecta a los jugadores con más salidas en el mercado, un hecho que impediría al club obtener unos réditos económicos atractivos. Es el caso de Dudu Aouate (32 años), Jose Carlos Nunes (a punto de cumplir 33), o Aritz Aduriz (28), a los que hay que añadir además unos salarios muy próximos al millón de euros que en ocasiones superan ampliamente esa cifra. Otros, como Pierre Webó (28 años) y Fernando Varela (30), figuran también entre los mejor pagados del grupo y cuentan además con menos presencias en el escaparate del plantel, lo que dificulta un poco más su salida.
Aparte de ellos y según lo visto esta temporada sobre el campo, únicamente Iván Ramis, Mario Suárez o Gonzalo Castro reúnen la tarjeta de presentación adecuada. Sin embargo, el madrileño regresará casi con toda seguridad al Atlético de Madrid (el club rojiblanco se aseguró en su día una opción para repescarlo que ronda los dos millones de euros) y para recuperar la inversión realizada en su día por el uruguayo (casi cuatro millones de euros) haría falta establecer un alto precio a su marcha.
Continuidad
Entre ese pequeño grupo de futbolistas que finalizan contrato hay algunos que no han descartado su continuidad, aunque para otros ésta resulta prácticamente inaccesible. Julio Àlvarez, según desveló él mismo hace poco, ya se ha sentado a negociar con el club su presencia en el próximo proyecto, mientras que Martí estaría obligado a rebajar una ficha a día de hoy inasumible para la entidad rojilla (855.000 euros). Los casos de Pezzolano, Mattioni y Borja Valero son diferentes, pero también imponen al Mallorca pasar por caja. La continuidad del mediapunta madrileño está fijada en cuatro millones y la del centrocampista uruguayo y el lateral brasileño en uno, aunque teniendo en cuenta el estado de las arcas, parece un dineral.