Imagen de archivo de José Miguel García. | S. Amengual

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No hay tregua. Las oficinas de Son Moix se han convertido en un campo de batalla, donde las confrontaciones son constantes y donde poner orden resulta un ejercicio sencillamente imposible, incluso para Alemany. El escándalo inmobiliario protagonizado por Nando Pons y Marcos Martín se ve ahora complementado por la situación creada por el vicepresidente del club, José Miguel García, que alquiló en su momento una casa a Fernando Navarro, mientras que Vicenç Grande vendió tres edificios a Toni Prats, Javier Olaizola y Emilio N'Sue, según develó IB3 Ràdio.
Sin embargo, y pese al deseo de Pons de nivelar estas últimas situaciones a su escándalo particular, la realidad es biend distinta. García ocupa un cargo directivo, es vicepresidente y su profesión es precisamente esa, la de promotor inmobiliario, además, José Miguel ha invertido más de un millón de euros en el club, dinero que difícilmente va a recuperar. En el caso de Vicenç Grande su negocio siempre ha sido vender inmuebles y además también invirtió en su momento en el club. En cualquier caso, ni García ni Grande han sido trabajadores del Mallorca como lo son Pons y Marcos, que siendo profesionales del club, del que cobran mucho dinero, pusieron en marcha operaciones paralelas a las que debían llevar a cabo en el Mallorca que en ningún caso son ilegales, pero que sí tienen un componente ético con muchos matices. Crear una sociedad entre el director deportivo y dos futbolistas del primer equipo como eran en su momento Franco y Marcos no parece lo más lógico si después el mismo ejecutivo es quien tiene que decir si renueva o no a los profesionales o si se afloja más en una negociación para un posible traspaso o no. Situaciones que en cualquier caso es el propietario del club, Mateu Alemany quien tiene que valorar en su justa medida y imponer medidas o permitir que todo siga como hasta ahora.