Los jugadores del Mallorca celebran uno de los tantos que consiguieron durante el último encuentro en el ONO Estadi ante el Deportivo. | Monserrat

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Una vez despertado bruscamente del sueño de la Copa, el Mallorca regresa a la realidad de la Liga en uno de esos duelos que Manzano cataloga de «partidos trampa». De esas citas que si ganas, cumples con tu obligación, pero que si pierdes, las alarmas comienzan a sonar. Y en los últimos tiempos, este tipo de rivales suelen atragantarse al equipo isleño. En esta ocasión, el Xerez se antoja como el adversario propicio para combatir la resaca que dejó el KO ante el Getafe del pasado jueves. Las críticas han arreciado por la alineación que planteó el técnico de Bailén en el partido de ida -apostando por Lux bajo los palos y por Rubén en defensa- un 1-2 que resultó un lastre imposible de remontar hace tres días en el Coliseum. Con el propósito de olvidar ese tropiezo y de abrir el candado de la segunda vuelta con un triunfo y 37 puntos, que supondría la consolidación en la zona noble de la clasificación, acude la escuadra mallorquinista a un estadio que apura sus últimos días de gloria. Sólo una segunda vuelta de Champions evitaría el regreso a los infiernos de Segunda de un equipo que ha presentado una tarjeta paupérrima en el primer tramo de competición: una sola victoria, 8 puntos y ¡8 goles a favor! -los mismos que totaliza Aduriz- en toda la primera vuelta. Ni siquiera el fichaje del técnico Gorosito y su plebe de colaboradores, entre ellos el ex mallorquinista Lussenhoff, invita a la esperanza jerezana (Chapín, PPV, 17.00 horas).
El Mallorca llegó ayer a Jerez de la Frontera -tras un viaje vía Sevilla que se prolongó durante cuatro horas- con un centenar de aficionados, todos los profesionales de la primera plantilla disponibles y la gran novedad del centrocampista madrileño Tomás Pina, de 22 años, que en su segunda campaña en la Isla -procede del Móstoles- se ha convertido en uno de los cerebros del filial. No viajaron los ausentes ya conocidos; Borja y Mario Suárez (sancionados), Tuni, Víctor y Ramis (lesionados) aunque éste último, en la órbita del Celtic de Glasgow, está pendiente de su futuro a falta de un día para que se cierre el mercado invernal. El menorquín Sergi Enrich, que jugó ante el Espanyol y unos minutos en Getafe, se cayó de una lista que también firmaron Pierre Webó, ausente en las últimas semanas por su presencia en la Copa de Africa, y el sevillano Fernando Varela, que pasa de titular al ostracismo según cómo se levante el técnico jienense.
Las ausencias de Borja y Mario obligarán a Manzano a variar de nuevo el centro del campo. En principio, el técnico de Bailén podría apostar por el portugués Bruno China -fue titular hace casi una vuelta completa en el Pizjuán- para acompañar a Martí en el doble pivote. La ausencia de Borja, a priori, sería cubierta por el uruguayo Pezzolano, que repetiría como titular en la Liga, aunque existe la opción B, que consistiría en fijar a otro delantero (Webó o Keita) al lado de Aduriz. Es el plan menos probable. Por cierto que el Mallorca ya sabe qué significa jugar sin Valero en este campeonato. Fue en Pamplona y el equipo logró su única victoria de la Liga a domicilio en el presente campeonato gracias a un golazo de Castro, uno de los futbolistas más en forma del bloque. En la línea de fondo se situarían los habituales, Josemi, Nunes, Rubén y Ayoze, con Dudu Aouate bajo los palos.
El equipo parece capacitado para inaugurar la segunda vuelta con 37 puntos, un botín jamás alcanzado a estas alturas del curso, y que daría paso al debate de las posibilidades reales de disputar competición europea la próxima campaña. Aunque también los focos apuntarán a la reacción del vestuario tras la eliminación copera y ante un rival que pueden invitar a la relajación.
El Xerez, por su parte, acude al envite necesitado de triunfos. No gana desde hace más de tres meses (2-1 al Villarreal el 18 de octubre) y desde entonces sólo ha sido capaz de arrancar tres empates a cero. Con una plantilla austera y modesta, se han reforzado con futbolistas de perfil bajo para evitar lo que parece inevitable. Mario Bermejo, su máximo goleador con 3 goles, es el principal peligro de un equipo que está viviendo un calvario en su primera campaña entre los grandes.