Rafa Nadal junto a una cámara suspendida por cables. | YOAN VALAT

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Cuando Rafael Nadal festejaba su triunfo en octavos de final de Roland Garros un cable golpeó su brazo derecho. Es uno de los cuatro que sujetan una cámara que permite a la televisión aproximarse a los tenistas en la pista central de París.

El incidente no fue a mayores, pero Nadal aseguró que «algún día puede ocurrir una desgracia» y aprovechó para criticar también otras cámaras que convierten a la cancha en un estudio de gran hermano.

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«Hay tantos artilugios que puede ocurrir alguna desgracia. No hay ninguna necesidad de que esté tan cerca», dijo el español tras derrotar al argentino Juan Ignacio Londero por 6-2, 6-3 y 6-3.

El tenista balear recordó que, en su primer partido de este año, se golpeó la cabeza con la cámara destinada a grabar la salida de los jugadores a la pista. «No me abrió la cabeza de milagro, tengo una raja. Estas cosas son muy importantes, pero los que las hacen a veces se olvidan de que estamos jugando ahí, que somos profesionales y estamos en medio», dijo.

Nadal aseguró que ha cruzado esa misma puerta «mil veces» y que la cámara se había girado a su paso, por lo que no podía saber que le golpearía.