El español Rafael Nadal reacciona durante el partido ante el serbio Novak Djokovic, en las semifinales de Wimbledon. | Reuters

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Rafael Nadal está obligado a remontar este sábado (14:00 hora española/Movistar #0) para alcanzar su sexta final de Wimbledon después de que Novak Djokovic le dejara contra las cuerdas cuando la organización del torneo decidió aplazar el desenlace de una final disfrazada de semifinal. El límite de las 23:00 (hora inglesa) propició la suspensión de la jornada y el encuentro se reanudará con 4-6, 6-3 y 6-7 para el serbio. En el encuentro decisivo ya espera Kevin Anderson, cuyo triunfo ante John Isner después de seis horas y media de partido, retrasó sobremanera el inicio de un duelo entre los dos grandes aspirantes que rebosó nivel.

Entre abucheos se comunicó el parón al que obliga el convenio que mantiene la organización con los vecinos de no alargar los partidos más allá de la medianoche en España para no alterar la tranquilidad. La interrupción se produjo después de cerca de tres horas de intensa batalla entre el número uno del mundo y un Novak Djokovic que acreditó estar cerca del tenis que le hizo coronarse en tres ocasiones en el All England Club. Un intercambio de golpes del que sólo los detalles del tie break del tercer set permitieron al de Belgrado ponerse por delante.

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Desde el calentamiento quedó claro que se iba a poner en liza una porción del título. Un choque con aroma a final anticipada en el que cada uno se disponía a rescatar las respectivas fórmulas que habían sido capaces de castigar a su adversario en el pasado. La derecha de Nadal contra el revés de Djokovic.

El episodio 52 de la rivalidad más repetida de la historia de la ATP empezó a escribirse con el palco casi vacío y una sonoridad muy diferente provocada por el hecho de jugar bajo techo, un escenario más propicio para el serbio. La luz artificial y la cubierta retráctil fueron las grandes novedades del partido, que se asemejó a los de casi siempre. Tras los bostezos que provocó una primera semifinal reducida a zambombazos al servicio, el duelo se llenó de golpes de muchos quilates.