Rafa Nadal comenzó la adaptación de pista dura a tierra batida. | Redacción Deportes

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Desde Manacor Rafael Nadal ya vislumbra Montecarlo en el horizonte y ultima su desembarco en la arcilla monegasca ilusionado. Está en condiciones de reconquistar el trono, pero, sobre todo, quiere disfrutar del viaje hacia el cetro de la tierra.

Nadal estableció el final de la primera gira estadounidense para analizar su vuelta tras una segunda mitad de 2016 condicionada por los problemas físicos. Después de disputar las finales en Australia, Acapulco y Miami y erigirse en el segundo mejor jugador del año, hace un balance «muy bueno a nivel de resultados y de juego».

«Me ha faltado ganar un torneo, pero he estado cerca de conseguirlo. No he hecho partidos malos y he estado muy regular con una línea media-alta en todos los torneos; en general estoy muy satisfecho», analiza el manacorí. «Había hecho un buen trabajo, pero hace cuatro meses me das a firmar la situación en la que estamos ahora y lo hago con los ojos cerrados», añade.

Fiel a su estilo no quiere mirar más allá de su siguiente reto. Esquiva fijar metas a nivel de resultados o hablar de sueños, pero deja claras sus intenciones. «No me planteo nada, el objetivo es empezar bien en Montecarlo. Quiero hacer lo máximo posible y disfrutar de los torneos que vienen ahora, que me encantan, que conozco y que me han ido muy bien», dice.