Rafael Nadal y David Ferrer, durante el desfile. | PILAR OLIVARES

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Los tenistas españoles Rafael Nadal y David Ferrer, arropados por el brasileño Gustavo Kuerten, debutaron este lunes en una de las escuelas de samba que animan el carnaval de Río pese a la lluvia que aguó el desfile y a carecer de los disfraces con los que esperaban recorrer el sambódromo.

Los dos mejores tenistas españoles en la actualidad desfilaron destacados con Unidos de Viradouro, la agrupación que abrió a las 21.50 hora local (23.50 GMT) los desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial de Río de Janeiro, que son considerados el mayor espectáculo del mundo al aire libre.

Los españoles, que a partir del martes disputarán el Abierto de Río de Janeiro, el único torneo ATP 500 de Suramérica, atravesaron el sambódromo bajo la lluvia pero sin esconder la emoción en sus caras y el deseo de conocer un poco más esta fiesta.

«Es lindo. Estoy encantado», afirmó el número tres en la clasificación internacional de tenistas durante el desfile, siempre con una sonrisa en el rostro y dispuesto a posar para las decenas de personas que querían fotografiarse a su lado.

Al lado del ya retirado Gustavo «Guga» Kuerten, el mejor tenista brasileño de todos los tiempos y que les sirvió como anfitrión y les explicó los detalles del desfile, los españoles recorrieron los 700 metros de la pista vistiendo las camisas distintivas de los directores de Viradouro.

Esa oferta no desanimó a dos tenistas ansiosos por sentir de cerca la emoción del desfile de una escuela de samba y que se contentaron con la colorida camisa de los directores de la escuela pese a que, cuando les hicieron la invitación, pensaron que participarían del desfile con alguno de los vistosos disfraces usados por los bailarines y músicos.

Nadal y Ferrer, marchando en medio de varios directores de la escuela de samba, saludaron a su paso a los cerca de 72.000 asistentes que abarrotaron el sambódromo y que estaban distribuidos en gradas distribuidas a lo largo de la pista.

El grupo de directores y de personalidades invitadas precedía a la batería (orquesta de percusión) y a la reina de la batería, por lo que su entrada en el sambódromo se produjo en medio de un atronador repique de tambores.

Los españoles se refugiaron inicialmente en un camarote al comienzo de la pista del sambódromo para protegerse de la lluvia y desde donde se hicieron varias fotografías con sus teléfonos móviles, frente a una nube de fotógrafos y a una grada desde la que el público les gritaba que salieran a la pista.

Cuando el desfile comenzó, Nadal, Ferrer y Guga se unieron a los directores de Viradouro protegidos con capas para la lluvia y seguidos en todo momento por los fotógrafos.

Pese a que intentaron algunos pasos de samba y balbucearon la música cantada por los integrantes de la escuela de samba, los tenistas se limitaron la mayor parte del tiempo a saludar al público.

Nadal, más animado que Ferrer, aplaudía constantemente y estaba más preocupado en que su paso por el sambódromo no fuese exclusivamente caminando sino bailando como el resto de los 3.500 integrantes de la Viradouro.

«Es una emoción única. Está intentando hasta 'sambar'. Le doy un 7 de nota. En poco tiempo se convertirá en brasileño», afirmó Kuerten al final del desfile y al ser preguntado por su impresión del español.