Rafael Nadal conecta un golpe de derecha ante la atenta mirada de su entrenador, Toni Nadal, ayer, durante su sesión en las instalaciones del Club Tenis Manacor, donde prepara su desembarco en la tierra batida.

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Abril es tiempo de transición. Un mes de cambio hacia la primavera, pero en el planeta tenis y para Rafael Nadal supone el proceso de adaptación al que obliga la temporada de tierra batida tras la primera gira americana sobre cemento. El número uno del mundo se dispone a sumergirse en un maratón de encuentros de Montecarlo a Roland Garros pasando por Barcelona, Madrid y Roma en poco más de dos meses y ya progresa en una adaptación a la arcilla que le obliga a realizar ajustes.

«Como en todos los procesos de cambio hace falta un poco de adaptación y de recordatorio de la superficie», reflexiona tras su segunda sesión sobre la tierra, donde su trabajo será progresivo hasta acelerar de forma definitiva una vez que llegue a suelo monegasco. «De momento, vamos poco a poco y cuando ya esté en Montecarlo intensificaremos la puesta a punto. Ahora los movimientos son muy importantes para patinar bien y volver a elegir bien las pelotas en las que hay que entrar y en las que hay que tener paciencia. Los puntos son distintos a los del cemento y, poco a poco, los entrenos y los partidos te van adaptando y ayudando a ver mejor las pelotas que uno tiene que elegir para hacer una cosa u otra», analiza sobre la tarea que le ocupa estos días.

Montecarlo

La acumulación de torneos a lo largo de las próximas semanas y los éxitos acumulados en temporadas anteriores en este tramo del curso no generan vértigo añadido en el manacorí, que se apoya en su manual de estilo para encarar meses de una exigencia extrema. «Hace muchos años que estamos en la misma situación y no pienso en lo que se ha logrado en el pasado. Solo pienso en el día a día y en lo que tengo que hacer para estar preparado. Los partidos se ganan desde el trabajo en cada momento, en cada punto, después veremos, porque ahora el objetivo es llegar en un nivel alto y ser competitivo desde el principio».

Tras coleccionar hasta ocho victorias consecutivas en Montecarlo entre 2005 y 2012, Nadal vio truncada su hegemonía el año pasado al caer en la final ante Novak Djokovic, pero volver a conquistar la arcilla monegasca y defender la corona de los siguientes torneos no varía su filosofía en cuanto a motivación o responsabilidad.

«Siempre voy a cada torneo con las mismas ganas de dar el máximo y jugar lo mejor posible. Son momentos de la carrera, de cada uno y de cada año. No puedes controlar cuando estarás bien o cuando estarás peor, así que me centro en dar lo máximo posible cada semana». «Es un error pensar en repetir o defender torneos. Ahora tengo unos 2.600 puntos desde enero y estoy bien situado en la Race. Llegar a la temporada de tierra como número uno del año -actualmente aparece en el número dos al tener Djokovic unos puntos correspondientes a la Copa Davis- supone que he hecho un comienzo tan bueno como otras temporadas. Ahora es el momento de apretar. La tierra es donde en los últimos años he podido marcar un poco las diferencias y hay que intentar esforzarse al máximo y recuperar el nivel al que he conseguido jugar sobre tierra», añade sobre la manera en la que afronta sus citas.

Clasificación ATP

El sistema de puntuación del ranking y la excepcional campaña de Nadal en tierra en 2013 propician que se reabra la puja por el número uno. El manacorí defiende 5100 puntos por los 1910 de Djokovic, lo que intensificará la lucha por la cima del ranking. Nadal asegura que no se plantea si será capaz de retener la posición de privilegio antes de mudarse a la hierba. «No me planteo si seguiré en el número uno, igual que cuando volví el año pasado y se volvió a dar la posibilidad de recuperarlo. Cuando acabe Roland Garros tendré 28 años y no sé, y tampoco me preocupa si seré el uno, tres o el cuatro. Me preocupa hacer las cosas necesarias para llegar bien. El ranking no es la prioridad, porque la prioridad es tener la opción de competir por lo máximo en cada torneo».

Cuestionado sobre la posibilidad de que su servicio precise un paso al frente tras las prestaciones exhibidas en la gira americana, Nadal asegura que «el saque en Miami fue bastante bien, porque tres breaks en todo el torneo son pocos breaks. No creo que el saque haya sido un condicionante y tampoco lo fue en la final, donde el ritmo de Djokovic fue bastante superior y la derrota no fue por un tema de saque».

Más que regresar a la tierra batida, Nadal confesó sentirse «contento» por volver a estar en Mallorca después de largos periodos alejado de la Isla entre el primer periplo entre los Emiratos y Australia y el segundo entre Río de Janeiro y los Masters 1000 de Indian Wells y Miami. El mal tiempo que le recibió a su llegada a la Isla el pasado jueves ha dado un giro que le permite preparar a gusto la transición a la tierra.

Nadal tiene margen para adaptarse a la superficie que cobra protagonismo el 13 de abril, cuando arranque el Masters 1000 de Montecarlo. No en vano él espera poder debutar el miércoles 16.