Nadal, junto a Mireia Belmonte en la gala de Mundo Deportivo. | Pep Morata

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Como ya sucediera en las eliminatorias por la permanencia en el Grupo Mundial de 2005, 2006 y 2013, Rafael Nadal está dispuesto a formar parte del equipo de rescate. La derrota en la primera ronda ante Alemania, en el debut de Carlos Moyà como capitán, obliga a la 'Armada' a disputar una eliminatoria en septiembre para mantenerse entre las principales potencias de la Copa Davis y el número uno del mundo ha asegurado que tiene la «intención» de estar en un cruce que se conocerá en abril.

«Faltan muchos meses para la eliminatoria de permanencia en el Grupo Mundial de la Davis, pero si no hay ningún contratiempo ni ninguna lesión, sí que tengo toda la intención de estar allí para ayudar al equipo a mantenernos», confesó Nadal en declaraciones al programa 'El partido de las 12' de la Cope.

El número uno del mundo se lamentó de no haber podido ayudar a la selección española en la primera ronda, en la que «no podía estar» por su participación en Australia. «Voy a ser claro, confiaba en estar en estos cuartos de final. Mi ilusión era competir para ganar esta Copa Davis. Y sinceramente espero poder ayudar el año que viene a tener opciones de volver a vencer», comentó.

Buenos Aires

Rafael Nadal regresó ayer a Mallorca y mañana tiene previsto ejercitarse en la pista para evaluar la recuperación de su espalda. Las pruebas a las que se sometió en la Clínica Mapfre de Medicina del Tenis con el Dr. Angel Ruiz-Cotorro, médico de la Real Federación Española de Tenis, resultaron «satisfactorias y demostraron una evolución favorable de la lesión». En cualquier caso, el mallorquín tiene pendiente examinar su recuperación en la pista para tomar una decisión sobre su presencia en el torneo de Buenos Aires, que arrancará el próximo lunes en la capital argentina.

El mallorquín, que antes de regresar a la Isla recibió un premio a la Excelencia en la Gala del periódico Mundo Deportivo junto a la nadadora catalana Mireia Belmonte, ya ha iniciado el trabajo en el gimnasio tras cumplir con el reposo y el tratamiento prescritos. «Jueves y viernes voy a entrenar y depende cómo sintamos la evolución, con mis sensaciones y también la opinión de los médicos, decidiremos si podemos empezar en Buenos Aires o tendremos que esperar al siguiente», precisó el mallorquín, que tendrá una dura tarea contrarreloj para aclimatarse a la tierra batida tras el cemento aussie .

Nadal reconoce que le ha costado un poco más que de costumbre asimilar la derrota de Australia: «El alma siempre está bien. Sería bastante injusto decir que no estoy bien después de todo lo que me ha dado esta vida. Soy una persona que acepta muy bien las derrotas, siempre lo he hecho, y realmente cuando pasan unas horas no pienso más en ello. Y esta vez me está costando un poquito más».

El número uno del mundo resaltó que en el encuentro decisivo del primer grande del curso ante Wawrink pasó su «peor hora y media en una pista de tenis por lo que significaba el partido para mí y por el partido en sí, una final de Grand Slam. Pero bueno, eso es lo que ocurre a veces e intenté llevarlo de la mejor manera posible, superarlo bien y terminar bien. Creo que era la única manera de salir al menos con la cabeza alta, que es lo que hice, y aquí estamos», aseguró. «Al fin y al cabo», añadió, «era un partido importante para mí y no lo pude competir, o sea que un poquito desagradable lo que ocurrió y anímicamente con ganas de volver a competir, porque la mejor manera de olvidar es competir de nuevo».

Nadal explicó sus lágrimas sobre la pista de Melbourne: «Por dolor de espalda no hay lágrimas. Dolor de impotencia, de haber llegado hasta ahí y verme inhabilitado para poder competir, evidentemente son momentos complicados de aceptar y más cuando estás en medio de la pista y sabes que no vas a ganar, que no tienes ninguna opción de ganar. Y tampoco tengo la intención de retirarme, porque es una situación complicada y muy desagradable retirarme de una final».