Stanislas Wawrinka, Pete Sampras y Rafael Nadal posan para los fotógrados después de la victoria del tenista suizo en la final del Abierto de Australia. | Efe

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El decimocuarto Grand Slam de Rafael Nadal tendrá que esperar. Un gran Stanislas Wawrinka y una lesión en la espalda le privaron de igualar los 14 ‘grandes’ del estadounidense Pete Sampras, que entregó el trofeo al vencedor en una emotiva ceremonia que sirvió de cierre y colofón a la edición de 2014 del Open de Australia.

Nadal arrastraba molestias en la espalda desde hacía varios días pero ni el jugador ni su equipo le habían dado excesiva importancia. «El año pasado en Montreal ya me molestó, pero no a este nivel», explicó el propio jugador. Por su parte, Toni Nadal, tío y entrenador del finalista en Melbourne, reconoció que en un entrenamiento en Australia le hizo parar «pero tampoco pensamos que iba a tener más consecuencias». Hasta la lesión de espalda, que el manacorí sufrió cuando el marcador reflejaba un 6-3 y 2-0 a favor del suizo y 40-30 con servicio de Nadal, el encuentro tenía un claro dominador, que no era otro que el jugador helvético.

Sin presión

Wawrinka no acusó en absoluto el hecho de ser un debutante en estas lides, ni el de haber perdido en sus doce enfrentamientos anteriores con Nadal, donde no había sido capaz de hacerle ni un solo set.

Como ejemplo, los dos primeros puntos del partido, con servicio del suizo, demostraron que el partido iba a ser complicado.

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Wawrinka se hizo con ambos tras sendos intercambios muy duros, consiguiendo mover a Nadal de lado a lado de la pista. Con 2-1 en el marcador y servicio de Nadal, una dejada horrible, una doble falta y otro error en el peloteo le dieron a Wawrinka dos bolas de break. Le bastó la primera para hacerse con el juego. Con 5-3 a favor del suizo y saque, Nadal se consiguió colocar 0-40, pero tres inusuales fallos consecutivos ante segundos saques del tenista helvético le hicieron perder la ventaja, el juego y el set.

Nadal acusó el golpe y volvió a perder su servicio en el primer juego de la segunda manga. Y en blanco. Después sucedió la «quebrada de espalda», como la definió Nadal en rueda de prensa, y ahí se terminó el partido. Al volver a la pista tras ser tratado en el vestuario, comentó a su equipo: «Esto se ha acabado».

Problemas

Sin apenas poder moverse y con un saque que no superaba los 130 kilómetros por hora entregó el segundo set. Por momentos, parecía que iba a estrechar la mano de su oponente y abandonar el encuentro, pero no. Wawrinka entró en barrena en el tercer set cometiendo fallos garrafales, producto de verse ganador y ver el mal estado de su oponente. En algún momento dio la impresión, tras vencer Nadal 6-3 en el tercet set, que la situación podía dar la vuelta si el suizo no se centraba. Le costó, pero lo hizo. Sin embargo, con 4-2 en el marcador y servicio, Rafael Nadal logró romperle el saque.

Fue un espejismo. Wawrinka logró rehacerse y adelantarse con un definitivo 5-3. Al siguiente juego, con Nadal vacío tras darlo todo, se apuntó el juego más importante de su carrera en blanco y sellaba su consagración ante un rival que siempre dio la cara.